martes, 29 de julio de 2014

Los Lagos del Sur de Chile


Aprovechando el fin en que hubo aburridas elecciones para regidores, le hice una sorpresa a la Michi y nos embarcamos en vuelo de Business de LAN a Puerto Montt oooooohhhhh… Puerto Montt ooooooooohhhhh… con escala muy corta en el aeropuerto de Santiago.

Es un vuelo muy placentero que sale pasada la medianoche, lo cual es perfecto pues ni te molestan por comida y puedes dormir a voluntad para llegar fresco a Santiago y hacer el transbordo en el Arturo Benítez con mucha prontitud.

Aterrizamos después de hora y media de vuelo en el aeropuerto, donde nos esperaban de la agencia LS Transcordillerana para llevarnos a nuestro hotel, que se llama GRAN COLONOS DEL SUR: una magnifica propiedad frente al lago de Llanquihue, en la ciudad de PUERTO VARAS (no confundir con el hotel hermano, que se llama igual pero sin la palabra GRAN y es de categoría inferior).

Puerto Varas

Como no estaba lista la habitación aprovechamos para pasear por esta hermosa ciudad de PUERTO VARAS, haciendo un stop en un hermoso y típico local llamado MAMUSIA que se especializa en desayunos. Allí dimos cuenta de una pichanga que consiste en papas nativas salteadas acompañadas de varias carnes (vacuno, cerdo, cordero), así como varios tipos de salchichas (vienesa, longaniza), más verduras encurtidas y quesos calientes. Plato muy recomendable así como contundente, por lo que tuvimos que proceder a ingerir un buen par de copas de pisco mosto verde torontel (que habíamos traído) para bajar el muerto, que estaba dando pelea.

Decidimos aprovechar la tarde y nos fuimos a conocer la ciudad de FRUTILLAR en un tour que habíamos contratado. En algún momento del tour hicimos una pascanita con una tabla de fiambres y dos buenas copas de vino.

De regreso nos fuimos a cenar a un restaurante llamado LAS BRASAS. Allí degustamos centolla fresca, locos y congrio (todo de buena factura, y los precios acordes con la ciudad: calcular US$ 80.00 por pareja con vino incluido).

Esa noche nos fuimos a disfrutar del casino - tremendo local lleno de entretenimiento - y a la mañana siguiente nos volvimos a ir, en otro paseo programado, a conocer los saltos de algo y el volcán Osorno. En el volcán pueden tomar las sillas del teleférico para subirlo (en invierno funciona como pistas de ski). Vale la pena: la vista es espectacular y hay un pequeño refugio donde uno se puede restaurar con algo mientras la pasa bien. Como este paseo es de medio día, y por recomendación del guía, almorzamos en una picada (huarique) que queda al costado del mercado en la ciudad de Puerto Varas y se llama DONDE EL GORDITO. Es un lugar muy pintoresco y con muy buena calidad de insumos. De menú: machas a la parmesana, centolla caliente con mantequilla de jerez, congrio frito y cuatro copas de vino por un total de US$ 60.00 por pareja. Ojo: el local es pequeño (diez mesas), así que tomen sus precauciones si desean visitarlo.

Pintoresco, al Lado del Mercado: Donde el Gordito

Toda la tarde la dedicamos a descansar: sauna, piscina temperada, masajes, etc. en las instalaciones de nuestro magnífico hotel. Por la noche habíamos reservado un restaurante que queda en la Av. Costanera, el cual nos había llamado la atención ya que conocíamos al mellizo que está en BordeRío, en Santiago - de apellido IBIS DE PUERTO VARAS - y la chuntamos con la elección. Estupendo restaurante de 5 tenedores, con todo lo que conlleva este tipo de categorización: elegante, acogedor, magnifica vista, etc. Y como no podía ser de otra manera, estupenda comida.

De picar: locos mayo con pebre (que estaban super sabrosos y suaves) y puyes (que son como las angulas españolas, pero en este caso son australes) que vinieron en un cazo de hierro con aceite de oliva hirviendo, burbujeando y aromatizado con dientes de ajo en camiseta. Toda una experiencia a no perdérsela.

De plato principal: el mejor salmón fresco que hemos comido en todos nuestros viajes culinarios (que no son pocos) y, por qué no decirlo, en nuestra vida. Vino acompañado con una mantequilla ligeramente dorada y escoltado por buenas alcaparras. Realmente estuvo de bueno que valdría la pena tomar un avión a estas lejanas tierras del sur de Chile solo para volver a comerlo. Se nos hace agua la boca solo de recordar su textura, sabor y la delicadeza de la carne de este rey del mar. De tomar: Carmen Reserva Sauvignon Blanc. Total: US$ 80.00 por pareja (un regalo).

Como estábamos cansados, esa noche nos fuimos a acostar previa caminata por el borde del lago con un pequeña parada en un lindo lugar llamado CASSIS, donde puedes comer delicias de la repostería local. Nosotros aprovechamos para comprar mermelada de frambuesas y almendras acarameladas, para la camita junto con la tele.

Esa mañana, después del desayuno-buffet del hotel, nos pasaron a buscar para el último tour contratado (US$ 60 por pasajero) que nos llevaría a recorrer más de 500 kilómetros en prácticamente todo el día, pues salimos a las 9 de la mañana y regresamos a las 9 de la noche. El sitio donde fuimos es la Isla de Chiloé, a la que se llega subiendo desde el continente en un transbordador. Esta isla es el paraíso de lo marino…

Como a las 3 de la tarde hicimos un stop en un restaurante llamado DON OCTAVIO, en la ciudad de Castro. Allí almorzamos magníficamente junto con el resto del grupo de turistas que habían tomado el tour al igual que nosotros. Michelle - para variar - centolla fresca con mantequilla caliente, y este pechito - para variar - un estupendo y muy bien preparado ¡congrio frito! De tomar: vino Santa Digna Sauvignon Blanc, para un total de ¡US$ 40.00 por pareja!


Don Octavio, en Castro

Esa noche - que era la última que nos quedábamos en Puerto Varas - decidimos probar otro restaurante, ya que en principio habíamos pensado repetir el plato en el IBIS DE PUERTO VARAS que nos había dejado lelos con la calidad del pescado y en el que además nos habían prometido para esa noche un sashimi de salmón súper especial para nosotros. Pero igual decidimos ir a otro que se llama LA OLLA y que también queda en la Costanera. Nos impresionó por la gran cantidad de comensales: cuando llegamos (se parece a CALA), hubo que meter presión para conseguir una bonita mesa con vista al lago y - para variar - ¡volvimos a comer lo mismo! Salmón con mantequilla y millones de alcaparras para la doña y locos mayo para mí. Ambos platos cumplieron a cabalidad su cometido: muy ricos, suaves y sabrosos. Y con dos copas de vino para un total de US$ 40.00 por pareja. No es que estemos locos pidiendo lo mismo siempre, sino que estamos en el paraíso de los mariscos y los pescados (locos, choros, erizos, ostras, merluza, salmón, congrio, pulpo, etc.). Además esta zona concentra las principales industrias pesqueras de Chile. Había que aprovechar la oportunidad para comer lo que no hay en otras latitudes.

Esa noche volvimos al casino. Tenía un buen show, además del juego que es entretenido si no caes en el vicio.

Si me dicen con cuál restaurante me quedo, de los que hemos probado, les diría que cada uno tiene su fuerte: El Ibis, por su salmón; La Olla, por sus locos; El Octavio, por su congrio y la centolla; Donde el Gordito, por sus machas; Las Brasas, por sus ostras, pulpos y erizos... Así que les doy buena nota a todos ellos, en los que me ha tocado gozar del placer de sus magníficas mesas marinas.

Venir a esta ciudad es un must, no solo por su comida sino también por sus lagos y construcciones con marcadas influencias alemanas (pues fue colonizada por ellos en los 1800) y para aprovechar y conocer su industria pesquera (que está a la par de la mejores del mundo). Actualmente son los primeros productores mundiales de salmón, junto con Noruega.

Después de tres días de placer y turismo, nos subimos al avión para un corto vuelo a Santiago, donde nos quedaríamos dos noches ya con reservación para cenar en el OSAKA, que está en nuestro súper hotel W y donde nos aguardaba Ciro para engreirnos como Dios manda y de acuerdo con las instrucciones dadas por mis bros Carlitos y Diego, que se han ocupado de este ágape. Al día siguiente tendríamos un almuerzo de amigos comunes que nos ofreció nuestro otro brother Don Emilio Peschiera en su casa y que ya les relataré.

Estuvimos impacientes aguardando que se acabara ese corto vuelo (1h y 20m) para hacer el check-in, dejar las maletas y partir a almorzar al Mercado 605... Y ¿a comer qué? ¡Picorocos se ha dicho!

Arribamos al hotel W, ubicado en el barrio de Las Condes (taxi desde el aeropuerto: $6,000 pesos chilenos por persona), donde gracias a nuestros amigos Emilio y Macarena nos habían hecho un upgrade de habitación: nos alojamos en el piso 8, con terraza incluida, además de la alucinante vista a esta parte de la ciudad. Como teníamos reserva para cenar en el OSAKA (que está ubicado en el piso 4 de este mismo hotel), aprovechamos para darnos una vuelta por un nuevo mall llamado Costanera Mall, a pocas cuadras de nuestro hotel. Es un mall de cinco pisos que no tiene nada que envidiarle a los mejores del mundo: qué tal calidad de tiendas y restaurantes, vale la pena visitarlo. Nosotros de frente nos fuimos a la parte gourmet del Jumbo, donde llenamos el carrito con quesos, embutidos, etc. y etc. Agregamos una caja de vinos premium en El Mundo del Vino (tienda especializada chilena) y dimos por concluidas las compras por el día.


Osaka, las Delicias de lo Peruano-Oriental


A las nueve y media de la noche hicimos presencia en el Osaka. Nos aguardaba Ciro, quien vía mail y por intermedio de los dueños nos había preparado un menú-degustación de primer orden.

A la mañana siguiente, después de pasar por el spa y por el buffet matutino, nos fuimos a almorzar a casa de Emilio y Macarena Peschiera, junto con algunas parejas de amigos comunes y otros no. Degustamos un costillar enorme de novillo Angus, que demora en hacerse más de cinco horas a muy lenta brasa. A esto se le agregó una picaña y diversos acompañamientos, junto con estupendos vinos como siempre. ¡Gracias Emilio y Maca por tan agradable tarde llena de lindos recuerdos!


Interiores de Osaka, Santiago de Chile

Teníamos un compromiso para cenar con otro amigo, pero cuando nos dimos cuenta de la hora a la que habíamos llegado del almuerzo al hotel (10pm), bien animados, no quedó más remedio que posponerlo para una próxima oportunidad.

Lo único malo de este viaje es el vuelo de regreso a Lima. Sale a las cinco de la mañana, lo que nos obligó a salir del hotel como a las 2.30am. Ya se imaginan la levantada de madrugada (toda una pesadilla que no pude evitar) y, para colmo, el vuelo estuvo retrasado por varias horas.

Bueno, no voy a relatar el vuelo de vuelta porque simplemente dormí hasta Lima en cuanto puse mis pies dentro de esa cabina, así que aquí dejo esta crónica de viaje que espero les pueda servir.

¡Buen Apetito!

A.

De Tapas por Sevilla

Llegamos por segunda vez a esta ciudad ayer 16 de junio de 2013 como a las 2 de la tarde para dirigirnos al Eslava, ubicado en calle Eslava 3&5, www.espacioeslava.com, donde poseen un local de tapas y un restaurante al costado uno de otro.

Nosotros ya habíamos estado en este local en un viaje anterior por esta ciudad y no queríamos dejar de venir para probar sus famosos huevos sobre biscocho boletus (que es una enorme yema de huevo sobre un trozo de foie líquido que a la vez está sobre un biscocho de boletus). Acompaña esta maravilla un coulis de fruto rojo y ¡para dentro! Te puedes comer diez de estos huevos, fácil. Ordenamos también el huevo campero, que viene frito en aceite de oliva con juliana de cebollas caramelizadas. Un 20 también de nota.

Pasaron a continuación unas cabrillas (caracoles de tierra) en salsa, unos centro de vieras con crema de algas y una sangre encebollada que acompañó un par de potajes de alubias con acelgas. Recomiendo no dejar de pedir las costillas a la miel y las croquetas de jamón de Jabugo (que estuvieron estupendas) o unas sardinitas fritas que van muy bien con el verdejo de la casa (al cual le hicimos honor), un orujito de hierbas y un soberbio, espectacular, increíble, buenazo helado de queso manchego viejo, arenoso y picón (que viene con una mermelada de calabaza). Este postre es como la casa de la abuela: huele a añejo y con mucha experiencia. Lo tengo que poner en alguno de mis restaurantes de todas maneras. 70 euros por 4 personas, muy buen precio para este  bar de tapas. Si quieren pueden almorzar en el restaurante de mismo nombre que tiene una carta más sofisticada. Les recomiendo carpaccio de gambas blancas y coulis de curry caramelizado, unas almejas con  espinacas, un bacalao confitado con vinagreta de Pedro Ximénez y frutos secos, un solomillo de cerdo con salsa de queso de Cabrales o unas chuletitas de cordero lechal con ajitos y pimientos entre otros buenos platos con que cuenta este simpático local.

Por la noche nos recibió en su terraza nuestro querido amigo Don Paco Millán, amo y señor de la ciudad de Sevilla y un magnífico anfitrión y caballero Andaluz. Nos recibió con gambas y percebes al vapor para despertarnos el apetito, junto con una rica cañita bien fría como para amainar los 37 grados de calor que nos tocó esa tarde. Prosiguió con unas navajas a la plancha con guindillas y mermelada de tomate, unas almejas aliñadas con aceite de oliva, ajo y manzanilla, más alcachofas y taquitos de jamón y otros secretos. Tuvimos que recurrir al pan para no dejar ninguna huella de este soberbio plato hecho por un magistral cocinero. Siguió el baile con boquerones de anchoa, una ventresca de atún rojo (igualito al que me comí en Barbate, Cádiz). Para refrescarnos y poder hacer un descanso, se nos sirvió un buen gazpacho que cayó  muy bien.

Después del merecido break comenzamos de nuevo con un tartar de atún de almadraba y la estrella de la noche: una pasta en forma de acordeones pequeños aromatizada al curry, que escoltó a un guiso de carrilleras de cerdo ibérico de película de Hollywood (incluido  su premio Oscar por lo bueno que estaba).

Finalizamos el banquete - porque literalmente fue un banquete, con quesos y buena tertulia - bien entrada la madrugada, lo que nos obligó a retirarnos al Gran Meliá Colón ubicado en la calle Canalejas, que es un muy buen hotel 5 estrellas con magnífica ubicación y buen buffet de desayuno del que damos fe. También tienen un restaurante llamado El Burladero, con una carta conceptuada por Dani García (Calima 2 estrellas Michelin), que hoy andaba con un festival de atún. Como platos estrella habían puesto, en pizarra, zurrapa de atún rojo, atún encebollado (como guiso) al estilo de Conil (ciudad cerca de Chiclana de la Frontera), ventresca asada y tomate caramelizado, y un atún marinado al jengibre, uvas y queso. Sobre su carta tienen muy buenas cosas. Lo más recomendable es su rabo de toro (que es espectacular) y sus garbanzos con carabineros.

Por la mañana - o más bien diré por la tarde, pues dedicamos la mañana a descansar - salimos a un local llamado Alacena San Eloy que queda en la calle San Eloy, que es peatonal, donde pueden comprar buenos jamones, embutidos, quesos, anchoas, salazones, etc. En fin, todo lo necesario para tener un buen picnic en el auto, ya que mañana partiremos a La Aracena, tierra de Jabugo, donde se hacen los mejores jamones serranos de toda España y ¡olé!

Caminando tomamos una tapita de tortilla de papas y un caña pequeña. De ahí pasamos a la Bodeguita Cerillo, donde tapeamos una tapita de jamón. Continuamos y pasamos por La Societé, que es una boulangerie donde la especialidad son los hojaldres y sus quiches así como sus artesanales buenos panes. Cerca está la Bodega el Priorato, donde pueden comer una gambas al alioli o un montadito de pringa (que son todas las carnes del puchero picadas y aliñadas con pimentón, puestas dentro de un pequeño pan). Más allá Alquimia 29, para comer un salmorejo con sus migas de huevo y jamón o una hamburguesita de rabo de toro en un pan de aceituna. A continuación, en La Alacena de San Eloy, cominos una papas al alioli y una tortilla de patatas al whisky muy agradable.

Consideramos que estábamos bien para este paseo de tarde por calles de Sevilla y nos regresamos al hotel para tomar un sauna y descansar, que para esa noche - golpe de 9 - nos habíamos citado con Paco Millán para caminar de tapas por los más emblemáticos locales sevillanos.

Dicho y hecho: a las 8.30 de la tarde nos fuimos los cuatro en un taxi a la calle Arfe, donde hay dos buenos locales de tapas. Primero, El Arenal: se piden unas morcillas secas ibéricas, mejillones XL en aceite y un montadito de anchoas con leche condensada (así como lo leen). De ahí se pasan al frente, donde está uno de los famosos que además es de cadena de nombre 5 jotas (como el jamón de Jabugo). Ahí ordenamos unas croquetas de jamón ibérico, unos garbanzos con chorizo, una hamburguesita  de presa (corte del cerdo) con foie (espectacular) y terminamos con una tosta de paleta de jamón Pata Negra con torta del Casar (queso). Proseguimos el periplo y a dos o tres cuadras (aquí dicen calles) arribamos al Don Juan de Alemanes,  donde comimos unos chicharrones y consumimos una caña pequeña. Ahí hay muchos bares para tapear, como El Pórtico (pedir croquetas de pulpo y chanquetes fritos), Bar Gonzalo (casa fundada en 1920, para pedir bacalao en hojaldre y almejas negras al pil pil), sigue Gusto y al frente Las Escobas (¡fundado en el año 1386! para un rabo de toro y buena tortilla). Mas allá, Doña Francisquita y, al frente, el famoso Casa Robles (en la calle Álvarez Quintero 58) www.roblesrestaurantes.com sitio altamente recomendado por los locales para tomar unas ostras, carabineros, cigalas tronco y otras delicias del mar. Nosotros ordenamos una mojama de atún con tomate y unas setas de temporada salteadas. El sitio es muy bonito y acogedor; no olvidarse de pedir unos riñones de cordero lechal a la plancha o una sartén de almejas a la manzanilla con jamón y langostinos. Caminando un poco llegas a la Bodega El Patio, cerca de la famosa La Giralda, otra que se llama La Catedral, al costado La Tradicional (para las paellas y los rabos de toro y por supuesto sus croquetas caseras), La Moderna (para los buenos finos), la no menos famosa Bodega Santa Cruz las Columnas (donde pedimos unas croquetas de bacalao y un montadito de pringa y, si van de día como lo hicimos la última vez, se comen unos menudos o callos con garbanzos de película). Cerca está El Pasaje (para comerse un burrito de secreto), La Bodeguita, La Parihuela, La Gitana, Las Teresas y otra famosa que es la Taberna Poncio Restaurante de Tapas en el barrio de la Judería. La última que vimos fue La Tapatería, de ahí nos fuimos a La Carbonería (famoso tablao de flamenco) para entretenernos y despedirnos de la linda Sevilla.

Qué visitar: la Catedral y la Giralda, los Reales Alcázares, el Archivo de Indias, el Hospital de la Caridad, el de los Venerables, la Iglesia Colegial del Divino Salvador, el Museo de Bellas Artes, el Museo Arqueológico y el de Artes y Costumbres Populares, el Museo Marítimo, Torres de Oro, el Museo Taurino y el coso, el Palacio de la Condesa de Lebrija y el Palacio Casa de Pilatos.

Sevilla es una ciudad para disfrutarla paseando. Pueden comenzar por el Paseo de Las Delicias, cruzar el Puente de Isabel II y conocer el barrio de Triana, el barrio Santa Cruz, la antigua Judería y los Jardines de Murillo. Pueden tomar el bus turístico que los llevará por todas las principales atracciones turísticas que merecen ser apreciadas.

Agrego que en los alrededores de nuestro hotel están las mejores tiendas y boutiques de la ciudad.

Eso es cuanto tengo que informarles por ahora, mis incondicionales compañeros de camino. Los dejo una vez más con una elegante reflexión, ¡y seguimos en la ruta!

La mujer bonita es como el arroz pegao (socarrón o, en peruano, concolón), porque es lo más rico cuando está bien hecho.


¡Buen apetito!