Partimos hacia Córdoba como al mediodía, sin desayuno porque pensábamos tomarlo en el camino. Luego de dos horas de viaje por la autovía (fue un placer ver kilómetros de kilómetros de olivares) llegamos al hotel AC Palacio Córdoba, junto al casco viejo y frente a la Mezquita. Después de dejar el equipaje nos fuimos de frente al campo de batalla.
Recalamos en TABERNA Y CASA PEPE DE LA JUDERÍA: el bar, muy simpático; lleno de fotos de Manolete y de El Cordobés, ídolos de la ciudad. Previos amotillados y aceitunas, empezamos el baile: tortilla de patatas con acompañamiento de alioli y salmorejo; berenjenas con miel de caña (que son como torrejas y/o picarones pero de este vegetal, un plato típico de la ciudad… además, este local las tiene galardonadas por tres años consecutivos como la mejor tapa de la ciudad); flamenquín casero (rollo de presa de cerdo ibérico apanado y frito, relleno de jamón serrano y verduras, acompañado de papas punta y ensalada); un estofado de conejo de campo al tomillo con peras al vino, que es un plato de caza en honor a las IX JORNADAS GASTRONÓMICAS DE LA CAZA CORDOBESA; mazamorra, que es un salmorejo sin tomate, de pan inglés remojado, aceite virgen, ajo, huevo que se decora con aceitunas y huevo duro, y puntillas fritas (calamares de a pulgar).
Vi en la carta una tortilla de rabo de toro y un cordero sefardí, pero estábamos todos casi desfalleciendo por lo copioso del cepillado y próximos al encuentro con el Gato Félix, línea que no me atreví a cruzar (por el momento). Así que, desafiando lo impensable, nos empujamos una torrija empapada en leche fresca y helado de café, orujos de hierbas… Pedro Ximénez por doquier y buenos cafés pusieron fin a este encuentro guerrero de casi tres horas, siempre fiel a mi dicho: moriemos de pie!!!
Para bajar tremendo festín nos fuimos a la Mezquita con el alma a cuestas, pero contentos y felices… como perdices.
Siesta obligada de tres horas y tina con burbujas e hidromasajes me aguardaban en mi palacio de alquiler. Joder!!!
10 de la noche: dirección al barrio de la Judería, primera parada en la TABERNA DE LA TAPA donde, con un par de copas de verdejo, probamos migas de pan con chorizo: un buen acompañante y, sobre todo, plato popular. Pagamos la cuenta y proseguimos a la famosa TABERNA RESTAURANTE CABALLO ROJO, que tiene más de 50 años de culinaria. Como no podía ser de otra manera, se pidió lo que se tenía que pedir en esta histórica ciudad: Riñones al Xerez y Rabo de Toro, platos emblemáticos de la cocina de los Mozárabes (moros, cristianos y judíos).
El primero vino acompañado de papas y rosquillas, muy bueno. En cuanto llegó el segundo, nos acordamos de Flor y Manolo, quienes nos habían pedido una tregua pues esta cruzada culinaria por tierras andaluzas - que es un asunto muy serio - los había obligado a hacer reposo nocturno. Accedimos gustosos a la requerida tregua pues los queríamos con buen ánimo y temple guerrero para la jornada a venir del día siguiente.
Siguiendo el relato del rabo que vino con hueso, y a todas luces mucho más grande que los rabos peruanos: llegó muy brillante, con su salsa estofada clara (no le ponen vino tinto sino blanco o Jerez), meloso, untuoso, sabroso y re-tierno… con razón Manuel Benítez nació aqui!!!, De lejos el mejor rabo de toro ever forever comido por nosotros. En un momento pensé que ni me iba a lavar los dientes esa noche, para quedarme y dormir con este sabor…
(Carlos, cambia la receta!!!)
Pedimos información sobre dónde estaba la juerga y caminamos hasta llegar a CASA TABERNA RUBIO en la puerta del Almodóvar, de los mismos dueños de la Casa Pepe (del almuerzo que precedió) y del hotel Lola; todos altamente recomendados, figuran en las prestigiosas guías Repsol y Michelin. Les contábamos que, camino a esta taberna, nos encontramos con los Príncipes de Asturias, que habían venido a la ciudad. Tomamos licor de hierbas y Michelle, un fino: sospeché que para entonarse para la juerga! De ahí pasamos a la TABERNA CASA BRAVO, de Francisco Javier Torres, también localizada en la Puerta del Almodóvar, donde vimos el cochifrito y ordenamos más orujo y Pastel Cordobés (milhojas de cabello de ángel de calabaza, con nata y canela) y una ración de croquetas de jamón para llevar. Allí conocimos a una pareja de sevillanos que nos recomendaron que fuéramos, en Madrid, a Casa Paco y a Juana la Loca a comer tortillas y tapeo.
Mañana después del almuerzo regresamos a Madrid y… empiezo a sospechar, NO ESTOY SEGURO, pero creo que ya nos vamos comiendo más de cien tapas y, si es así, este periplo por tierras españolas, que en dos días acaba, se podría llamar… el Paseíllo de las Cien...
Les contaré en cuanto el representante del Récord Guiness me visite en el Ritz de Madrid.
Olé!!!
Buen Apetito!
EPÍLOGO
Salimos del hotel a conocer el Puente Romano, el Palacio de los Reyes Católicos Fernando e Isabel, así como las Caballerizas Reales, para después llegar a la estación a tomar el Ave a Madrid.
Pequeño snack en la cafetería de la estación, esperando la hora de partir: ensaladilla rusa, sepia, dos raciones de boquerones, bacalao encebollado, pastel de atún y salmorejo, todo en tapas. Y para terminar: helados artesanales de mango, chocolate y no sé qué más, todo propuesto en complicidad entre Michelle y Manolo, apasionados por el dulce.
Llegó la hora de dejar Adalucía, la que recordaremos con mucho cariño… y hambre sobre todo. Nos queda esta noche… hum… y mañana almuerzo… hum... antes de partir a Egipto!!! Bienvenida la cocina árabe!!!
Buen Apetito... y ya les contaré de estos dos festines pendientes, antes de...
A BIEN TOT!!!
Casa Pepe x 4 pax: 100 Euros con tip
Caballo Rojo: 19 Euros