Haré un pequeño recuento de cómo se dio este viaje caribeño, para lo cual me remontaré a las navidades pasadas donde, pensando en qué regalarle a mi familia, se me ocurrió que un viaje - en vez de objetos, muchas veces innecesarios, que nos dan por las fiestas navideñas - era el regalo perfecto. Sumado a esto, mi hermana menor (a quien llamaré en esta crónica “Chicharra”) cumplía cincuenta años y estaba organizando un paseo de diez días en el Caribe.
Nuestro Mapa del Caribe |
Nos embarcamos en el proyecto denominado Piratas del Caribe, con mis cinco hijos: Eduardo, Michelle, José Alfredo, Diana, Camila, las parejas de ambos (Claudia con Arena en camino) y Rodolfo, lo que nos dio la suma de 9.5 tripulantes, incluidos nosotros dos. Después de todo el periplo de conseguir vuelos, hoteles, etc., nos embarcamos en tres grupos en dos días: mis hijos en Taca, en un muy buen vuelo directo que sale a las diez de la mañana de Lima y arriba a las cuatro de la tarde en el aeropuerto de Miami, y nosotros en el vuelo de medianoche de LAN, por motivos de logística y de un almuerzo programado en casa de los Arana que salió de primera (como siempre). Como de costumbre, la Business es espectacular por diferentes motivos, comenzando por la atención y la amabilidad de su personal , el menú, su surtido bar… pero sobre todo que se duerme muy bien en este particular vuelo y se llega a las siete de la mañana, fresco como una lechuga al país y capital mundial de las hamburguesas (chatarra’s kindom).
DÍA 1
Nos recogió mi hijo Eduardo en una maxi-van que habíamos rentado para la ocasión y, como era hora del desayuno, tomamos rumbo a IHOP (o popularmente conocida como International House of Pancakes), donde nos empujamos el típico desayuno americano dream: huevos en diversas preparaciones (omelette, fritos, revueltos, benedictine), hash brown potatoe (que es la papa rallada y frita, que también se conoce en Europa como rosti), salchichas, tocino, bagels y por supuesto panqueques y waffles con harta miel y toneladas de cremosa mantequilla batida. Para sentirnos light, ¡jugo de naranja sin azúcar!
International House of Pancakes - Miami Beach |
Después de este opíparo desayuno, nos dirigimos al publix y al mall para abastecernos de cosas innecesarias pero siempre útiles para alguna ocasión menos para la importante (que es la del crucero por comenzar mañana). Por la noche nos fuimos, toda la family, a cenar al MEAT MARKET, en 915 Lincoln Road, Miami Beach, donde habíamos cenado en agosto del 2011 (ver crónica). Buenos manhattan, cerveza muy fría y excelentes cortes de carne prime y kobe. Les contaré el menú: de picar, tartare de carne kobe con trufas blancas, costillitas de cordero bebé con BBQ asiático, tartas de cangrejo de la nieve; de principales, lomo prime de Nebraska, langosta de Maine, Prime New York steak, entraña Kobe, lomo con hueso y costra de café, corn fed cornish hen, papas fritas de polenta, sweet potato fries, gratinado de manzana y ensalada baby wedge con queso azul. En resumen todo muy bueno, un excelente ambiente. Calcular US$100.00 por cabeza, con aperitivos y sin vino.
Meat Market de Miami |
Antes de dormir teníamos que trabajar, ya que nos habíamos traído desde Lima doce botellas de vodka Smirnoff (que me gusta por su triple destilado), un litro de vodka Absolut, seis botellas de pisco Cuatro Gallos mosto verde torontel, dos litros de Double Black, un litro de Chivas Regal y, por ultimo, un litro de Haig. Teníamos que cambiarlos de envase para poder camuflarlos dentro de las maletas y poder meterlos de contrabando en el barco para el crucero por el Caribe.
El pisco lo pusimos en botellas de litro de agua San Luis que traje de lima; el Double Black lo puse en botellas de 400cc de té; el Chivas y el Haig, en un envase de jugo de guindones y todo el vodka en botellas de medio litro de agua sin gas. Como verán hicimos un magnífico trabajo. A cada botella le volvimos a pegar la tapa-rosca con Triz, ¡todo un arte! Se repartió el botín entre todos los presentes, el cual acomodaron celosamente en sus respectivas maletas.
Puerto de Miami |
DÍA 2
Llegamos como al mediodía al barco, ya un poco entonados con un primera botánica que preparamos con jugo en el hotel. Los trámites de rigor, las maletas siguieron su curso aparte pasando por las cámaras o scanner: si no ven nada que quitarte (como licores, que está prohibido traer al barco… Los pendejos quieren que les compres todo el día los tragos), te dejan tu maleta en la puerta de la cabina. Caso contrario te la retienen y tienes que ir al cuarto piso en este caso, donde te piden que la abras. A partir de ahí te la juegas. En nuestro caso tuvimos mucha suerte: todas las maletas pasaron sin problemas, el único huevón fue el Choripán, mi sobrino, que metió cuatro litros de vodka en botellas de plástico en su mochila y fue… al primer control. Felizmente los papás precavidos usaron la misma técnica que nosotros y pudieron pasar a mejor vida.
Quiero contarles dos cosas: la primera, que en principio esto no se debe hacer ya que está prohibido por las líneas de cruceros en general; y lo segundo, que normalmente no funciona ya que es una vieja técnica harto conocida por ellos. Nosotros lo hicimos por la timba más que por el ahorro (que la verdad es significativo, ¡en mi caso por nueve bocas!).
El Dawn, de Norwegian Cruise Line |
El crucero es el NCL Norwegian Cruise Line ( más información en www.NCL.com ). Como comentario diré que es una línea de cruceros con un sistema inventados por ellos, que se llama Free Style y es un estilo de navegar con total libertad, con horarios muy ligeros y limitadas restricciones para que puedas hacer lo que quieras, como quieras, con quien quieras, cuando quieras. Con este modo de navegar puedes comer en diferentes restaurantes todas las noches, con quien quieras, a la hora que quieras y cuantas veces quieras. Son más de catorce los restaurantes de abordo, lo que lo hace mucho más relajado y agradable.
A bordo del Norwegian Dawn |
Nos tocó un bonita suite con balcón en el piso once de este barco que se llama el DAWN y que no es de los grandes sino de los medianos, lo que a mi gusto está bien, ya que no tienes las 6,000 personas que cargan esos súper gigantes de más de 200,000 toneladas sino más bien, en este particular caso, 100,000 toneladas con 2,000 pasajeros y un ratio de 2 : 1 en tripulación versus huéspedes (lo que no está mal).
Esa noche cenamos en el VENETIAN - que es el restaurante oficial, por así decirlo - donde tienes un simpático menú con opciones que va cambiando todos los días, si te provoca usarlo en más de una ocasión. Lo interesante es que te puedes pedir, si quieres, los veinte platos de la carta: no tienes límite de cantidades o unidades (el límite es tu estómago).
Escaleras al Venetian Restaurant del Dawn |
Menú: arúgula bebé con peras blue cheese y aliño pesto con piñones, fish cake, sopa de cola de buey, prime rib au jus con Yorkshire pudding y papas rostizadas, pechuga de pollo estilo Mediterráneo con espinacas, bacalao del Atlántico con portobellos y risotto de espárragos, manicotti de espinacas al parmesano; de postre, cheesecake de moca, rhubarba de fresas y sorbete de menta para el punto final.
DÍA 3
Este segundo día fue de navegación con destino a Samaná, República Dominicana, primer punto de destino donde arribaríamos 24 horas después.
Playa en la Bahía de Samaná |
Bonito día, soleado. Hicimos deporte en el gym. Copioso desayuno buffet de medio kilómetro, con diferentes opciones para deleitarte los ojos y todo lo demás. Piscina y paseos por el barco.
De almuerzo: terrina de chanterelles, consomé de lentejas amarillas, ensalada verde con bulbos de hinojo, pollo, scallopini, carré de cerdo BBQ, langostinos jumbo al coco, merluza al teriyaki, lasaña de tomate seco y greens. De postre: pastel de manzana, crema de naranja y sorbete de romero.
Cena en el BAMBOO (restaurante asiático muy bueno). Nos dieron como veinte platos diferentes, entre cocina de Shanghai, Bangkok, y Laos. Nombraré los que me acuerdo. De aperitivo: midori (que lleva Cointreau, jugo de lima y un splash de soda), los típicos dim sum (como los wantanes de verduras), cangrejo azul, spring rolls, costillitas BBQ y las lechugas rellenas de pollo picante tsos. Buenas sopas de huevo y la picante de cerdo, barbacoa. De pastas y arroces: los tallarines Singapur (que llevan curry amarillo), el arroz frito (que lleva varios tipos de carne) y el lo mein (fideos de huevo salteados con bok choy, pollo, cerdo, lomo, zanahorias, cebollas y pimientos). De principales: el mahi mahi al vapor con shitake y cebollas infusionadas con kion y aceite de ajonjolí, las conchas cantonesas, los camarones a la pimienta y limón, el moo shu pork (que se sirve en delgadísimos panqueques), el kung pao (que es pollo frito en wok con maní, ají picante y cebollas caramelizadas), el lomo a la naranja picante, las colas de langosta con verduras chinas y pimienta de Sechuán (picante), el tofu mapo con verduras en salsa de ajo oriental, el cordero lechal en salsa de cashews. De postre: la crème brûlée (hecha con té verde y kion), la tapioca de coco, la torta de chocolate a las cinco especias y, para el reviente de todos, pancakes de plátano caliente con helado de coco. En honor a la verdad, todo alucinantemente espectacular. Luego pasamos al primer round en el casino, donde salimos bien librados en esta primera noche; empate técnico, diría yo.
Vista del Bamboo, restaurante asiático del Dawn |
DÍA 4
Rutina mañanera: gym, jacuzzi, piscina, desayuno kilométrico para no perder la costumbre (con la variante que hoy, para no sentirnos culpables, comenzamos por las frutas y el cottage cheese, aunque igual pasamos por los huevos holandeses y las french toasts). Todo lo que tu imaginación desearía estaba al alcance de tu mano… perdón, de tu barriga.
Como a las once tomamos uno de los barcos de transporte del crucero y nos fuimos a una playa privada de apellido CAYO LEVANTADO. Los que querían podían tomar otro transportador e irse a SAMANÁ, paraíso de las ballenas jorobadas. También te ofrecen diversos tours, como un safari de aventura o ir a las Terrenas (que es uno de los más famosos destinos de vacaciones en República Dominicana). Éramos veinticinco los que formamos este simpático grupo y daré en esta oportunidad sus nombres de pila: Bernard, Cecilia, Margot, la Negra, la Gorda, José Américo, Chicharra, el Negro, Choripán, Rafael, Antonio, el Zombi, Patricia, Ig, Marlene, Eduardo, Claudia, Rodolfo, Jose, 3D, 2D, 1D, Michelle y este su humilde narrador de cuentos de travesías.
Vista aérea de Cayo Levantado |
Nos pegamos una super vacilada en la isla: la playa, el clima y el mar increíblemente buenos. Los tragos que bajamos preparados del barco caleta, de los mejores: chilcanos y vodkas orange comenzaron la fiesta; los rum punch, chelas presidentes y las piñas coladas complementaron la sazón matutina. Buena música y agradable conversación hasta las cuatro de la tarde, hora en que retornamos al barco a almorzar en uno de los tantos restaurantes. El menú: quiche de tomate y cebolla dulce con aliño de lima, sopa de maíz dulce con queso cheddar, ensalada griega, rost beef Angus con papas gratinadas y vainitas francesas, pierna de cordero rostizada al ajo, ravioles de hongos salvajes al pecorino. De postres: tiramisú de Khalúa, pye de piña y ¡sorbete de kiwi para la dieta! Café y buenos vinos complementaron el repas.
De cena esa noche, cocina francesa: asperges (espárragos) grillées, gratinée a l’ognion (sopa de cebolla), escargots bourguignonne (caracoles con mantequilla, ajo y perejil), moules paulette au Pernod (choros a la crema con licor de anís), coquilles Saint-Jacques provenzal (conchas con tomate, berenjena, piñones y aceite de oliva). Como principales: bouillabaisse de pescados del Mediterráneo, coq au vin (gallo cocido en vino tinto con champiñones y cebollas bebé), dúo de canard (magret de pato y pierna confitada con papas parisinas en salsa madeira), carré d’agneau roti (pata de cordero australiano cocida al horno y acompañada de alcachofas, zucchini y salsa de aceitunas verdes), filet de boeuf grillé (lomo a la parrilla con portobellos, queso roquefort, papas gratinadas y salsa de pimienta verde), homard roti au beurres (langosta en mantequilla con papas chateau y alcachofas). De tomar: french 75, que lleva Bombay Sapphire, lima, jarabe y champagne; o el clásico kir royale, que tiene champagne y crema de cassis.
Mesa de ruleta en el Casino del Dawn |
Como no podía ser de otra manera, nos fuimos al casino del barco y les sacamos la ñoña. Balance final: Miti US$.800.00, J. US$.300.00, Rafa US$. 200.00 y VLL US$.300.00. Como estábamos contentos, nos fuimos a la discoteca del hotel hasta las cuatro de la mañana, al son de los 70, hasta la hora de decirnos buenas noches. (Me olvide de contarles que antes de dormir pasamos por el BLUE LAGOON, restaurante del barco abierto 24 horas, donde dimos cuenta de panini de prosciutto con mozzarella y unas chicken wings picantes muy buenas, lo que nos equilibró las ansias gourmet).
Blue Lagoon del Dawn |
DÍA 5
Como todos los días, ejercicio en el gym: jacuzzi super caliente, piscina helada con agua de mar, masaje para el que le provoque y de vuelta al desayuno kilométrico, aunque me había jurado no comer nada calórico pero, como comprenderán, uno no se sube a un crucero a joderse el cerebro pensando en las calorías sino más bien todo lo contrario; así que nos empujamos de todo y, por cierto, lleno de calorías y sobre todo sin culpas… ¡Bienvenida la gordura!
Hoy nos tocó llegar a TORTOLA, que es la isla más grande de las Islas Vírgenes Británicas. Ofrece los mejores sitios para navegar a vela o a motor y su capital se llama Road Town (donde puedes conocer el museo Folk que posee artefactos de la época de la esclavitud en las plantaciones, así como reliquias de barcos piratas y de la armada inglesa). También puedes ir al parque nacional Mount Sage, en el que apreciarás árboles de mahogany, ear elephant vines, philodendrons y ferns (no olvidar que en esta isla se fabrica uno de los mejores rones).
Tortola - Islas Vírgenes Británicas |
A las ocho de la mañana y como es usual, te dan el día libre para que te vayas de compras o a una de las tantas playas paradisiacas que tienen para ofrecer. En el caso nuestro nos tomamos un taxi a una llamada Cane Bay Beach, donde se conjuga todo lo que te imaginas de esta parte del Caribe: arenas doradas, aguas cristalinas, palmeras por doquier, topless en sesión permanente, buenas piñas coladas y el famoso conch fritters (una rarísima concha de las Bahama). Ahí pasamos relajados prácticamente toda el día, retornando al barco como a las cuatro de la tarde para almorzar. Menú: tempura de hongos, seafood chowder, ensalada nicoise, lomo strogonoff, cottoleta de cerdo milanesa, risotto cioppino (mariscos). De postre: soufflé de coco y sorbete de grosellas.
Hoy nos fuimos a ver el show del día al teatro del barco, la obra CATS (muy famosa pieza de Broadway). Cena en el VENETIAN RESTAURANT muy agradable y copiosa: prosciutto con melón e higos, sopa de frijoles negros estilo cajún, ensalada de arúgula con zapallo rostizado, sirloin steak estilo latino, thai chicken y camarones , bacalo poché con vegetales y un burrito para terminar de reventar. De finale: tarta de limón y kion, pye de zanahoria y sorbete de lima, café y bajativos. Gran jornada en el casino con resultado catastrófico para el grupo, salvo dos que la hicieron (no fue mi caso). A dormir, previa pizza margarita ofrecida por el room service 24 horas.
Y así durmiendo rico y soñando, dejo aquí esta primera parte de la crónica caribeña. La concluiremos con una segunda parte por venir. No se vayan… ya regresamos. Bon appetit et bonne nuit, les enfants!