Dejamos con pena la Loire y enrumbamos camino a la capital mundial del Merlot, previo break para almorzar en un balneario de la región, de nombre Royan, como 50 kilómetros antes de llegar a nuestro destino y frente al mar. En un café frente a la playa nos atendimos con cinco versiones distintas de Moules (choritos típicos de la Bretaña francesa y, por supuesto, de la Normandía): a la marinera (vino blanco, cebolla y crema); a la provenzal, al curry, al licor regional y al ajo. Todo esto se acompañó de frites y de una gigante ensalada Nicoise y buenas cervezas locales. Después de este pequeño snack nos trepamos al ferrry para cruzar un brazo de mar, con camionetas incluídas.
Aterrizamos muy cerca de Pauillacque, que es una población y comuna francesa situada en la región de Aquitania, departamento de Gironda, en el distrito de Lesparre-Médoc y cantón de Pauillac. El pueblo abarca sólo 12 km² de viñedos en el Haut-Médoc ("Alto Médoc") - entre los pueblos de Saint-Julien al sur y Saint-Estèphe al norte - pero es la sede de tres de los vinos primeros crus de Burdeos: Château Lafite Rothschild, Château Latour y Château Mouton Rothschild. La denominación de origen (AOC) Pauillac se puede aplicar sólo a los vinos que reúnan determinadas condiciones, y elaborados con uva recogida en el territorio definido por el juicio del tribunal de Lesparre el 29 de noviembre de 1926. En el interior del territorio, se excluyen las parcelas situadas sobre aluvión moderno y arenas o sobre subsuelos impermeables. Inluye toda la comuna de Pauillac más determinados lugares de las comunas de Cissac-Médoc, Saint-Estèphe, Saint-Julien-Beychevelle y Saint-Sauveur. Nuestro hotel - un tremendo lugar situado al costado de Chateau Margaux (qué lujo de vecino) - se llama el Relais Chateaux Cordeillan Bages : www.cordeillanbages.com con dirección Ruta de los Castillos 33250 Pauillac, y pertenece al chef Jean Luc Rocha, premiado con la medalla al meilleur ouvrier de Francia: www.meilleurouvriersdefrance.info
Son contados con la mano los chefs que la poseen. Les paso un comentario sobre su cocina: En el centro del más prestigioso viñedo bordelés, la cocina de Jean Luc Rocha, clásica e inventiva a la vez, aporta la visión y el talento que reclama el universo fascinante del vino. Amante tanto de sorprender como de tranquilizar, tiende los puentes necesarios entre tradición e innovación. Sus recetas se convierten en clásicas: cochinillo de los Aldudes y ostra Gillardeau a modo de crépinette, crujiente de molleja con espárragos verdes... una cocina al servicio del producto, libre y equilibrada, tan sincera como contemporánea, escoltada con elegancia por los grandes vinos del Château Lynch Bages o los de sus vecinos.
Llegamos como a las 9 de la noche y ya no atendían, así que nos pusimos en lista de espera para la noche siguiente, ya que nos quedaríamos dos días en este palacete del siglo XII. Como era tarde, entre el check-in y lo demás, nos fuimos caminando al pueblo de Bages, donde había un café – restaurante que figuraba en mi libro: el Café Lavinan, Place Desguet-Bages:
www.villagedebages.com donde dimos cuenta de foie gras con chutney de mango y pimienta de Espelette. Los pimientos se cosechan a partir de mediados de agosto y se recogen a mano y ordenados y, a continuación, se enroscan en largas cadenas o cordes y se dejan secar naturalmente al sol. La semana de la cosecha está escrita en la corde, para que se pueda determinar en qué etapa del proceso de secado se está. Se pueden utilizar en cualquier etapa, de diferentes maneras: frescos en la cocina, en forma de pasta, o secas en forma de polvo (que es muy típico de la región).
Seguimos con unos buenos tagliatellis con crevettes, verduras confitadas a la parrilla y aromas de trufas y, de postre, creme brulée a la vainilla de bourbon... y a descansar.
Nos levantamos temprano y cogimos una ruta muy simpática que termina en la ciudad de Bordeaux, pasando por decenas de hectáreas de parras con sus respectivos castillos y pueblos de fotografía. Tiempo de recorrido aproximado: una hora.
Burdeos (Bordeaux en francés, Bordèu en occitano), es una ciudad portuaria del sudoeste de Francia, capital de la región de Aquitania y la prefectura del departamento de Gironda. Con una población de 235.178 habitantes en la ciudad y 999.149 habitantes en la conurbación Bordeaux - Libourne - Arcachon, es la séptima unidad urbana más poblada de Francia. La ciudad es conocida en el mundo entero por sus viñedos, sobre todo a partir del siglo XVIII. Capital de la antigua Guyena, Burdeos formó parte de la Gascuña y está situada justo al norte de las Landas de Gascuña. Una parte de la ciudad, el Puerto de la Luna, está clasificada desde 2007 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por el conjunto urbano excepcional que representa.
Previo paseo en carro por sus principales lugares hicimos lo más inteligente que se podía hacer, que fue estacionar la camioneta en el parking público de la Place de la Comedí (que está situada al pie de la entrada peatonal del casco viejo, al comienzo de la principal arteria comercial de la ciudad). Después de caminar y disfrutar de sus calles, nos sentamos a almorzar en un bistró situado en la Av. Víctor Hugo, de nombre Café des Arts, donde nos regalamos huevos en cocotte con foi gras, queso camembert rôti, fricasé de lapin (conejo) con gratin de coliflor y legumbres (estaba de suave y bueno!!!), boudan noir con puré de manzana al mortero mezclada con cebollas confitadas. De beber dos botellas de Chateau Portney (que es un buen blanco seco de la región). Buenos cafés terminaron de poner la cereza a este pastel.
Seguimos caminando y haciendo compras hasta llegar a la Catedral, donde hicimos un alto en un pequeño café para dar cuenta de innumerables chupitos de pastis (El pastis, pronunciación: pastís) es un anís típico de Francia, cuyo contenido alcohólico ronda los 40-45%. La palabra pastis proviene del occitano o del catalán pastís, significando pasta o mixtura. Cuando en Francia fue prohibido el ajenjo o absenta en 1916, los mayores productores (Pernod y Ricard, que luego se fusionaron en la Pernod Ricard) reformularon la receta introduciendo anís estrellado, anís verde y regaliz, añadiendo azúcar y reduciendo el contenido de alcohol al máximo permitido por la ley. Desde entonces la receta ha cambiado considerablemente y cada marca tiene su receta. La mayoría incorporan también hinojo.
Ya de camino de regreso hicimos un alto en el supermercado para buscar un abre corchos y nos dimos la sorpresa de encontrar el famoso scotch de malta Lagavulin que habíamos probado en la Loire, y sin pensarlo nos hicimos de un valioso stock.
Llegamos al hotel entrada la noche y nos dirigimos al restaurante del Chateau donde, con suerte, nos habían confirmado la reserva para los seis. Previos vodkas de rigor, nos sentamos para dar inicio a la magia de un menú-degustación de nueve platos que os relataré lo mejor que pueda: Tres tipos de panes crocantes con tres mantequillas distintas (natural, de anchoas y de pimientos del Espelette). De abrebocas, salmón mi-cuit con jugo de langosta y caviar, ostra en gelé con emulsión de su propio jugo sobre un brioche y foi gras con blinis. Es el menú de nombre Savor, precio €175 por cabeza, líquidos aparte. Comenzó con un flan de anguila al champagne, siguió con un caramelo de lenguado con crujientes espárragos, jugos de té verde y foam de leche; continuó con una langosta rostizada con risotto de vegetales y cappuccino de coral; de ahí, unos ravioles de caracoles en salsa bordelesa; continuamos con un tierno conejo del Perigord (zona vecina a la nuestra, donde se cultivan las mejores trufas del mundo) con cepes, trufas frescas y dátiles. Culminó la parte salada con un filete de buey con hierbas y jugos a la quinta esencia. De finales nos sirvieron un platón de quesos cocidos, frescos y refinados como el de helado de Roquefort. De postre, el religioso, que es de dos tipos de chocolate con sorbete de trufas negras (alucinante). Un bavarois de frutos rojos y licor de limón puso el punto final a este menú. De tomar: Villa Bel Air Blanc 2009 y dos Magnum de Chateau Cannon 2003 St. Emilion y dos Gran Cru Classé. Con esta cena nos despedimos de Bordeaux: mañana nos vamos a la mítica San Sebastián en el País Vasco de donde viene mi familia.
Buen apetito!!!