jueves, 14 de junio de 2012

Hamburgo y el Mar Báltico



Atracamos en el puerto de Hamburgo temprano por la mañana. Es realmente impresionante; llegar por mar es de una belleza sin igual. Rodeado por los lagos Alster y el río Elba, que lo convierten en la llave de una exitosa ciudad con un pasado internacional. Hamburgo es la ciudad más tolerante y de mente más abierta de Alemania. Además aquí se concentra la mayor cantidad de millonarios alemanes. Es famosa por su puerto, que data de hace más de mil años, y hoy día luce igual que antes del bombardeo, ya que fue totalmente reconstruida y modernizada (con una arquitectura muy elegante).

Uno de los Canales de Hamburgo

Los sitios importantes para no perderse sin duda son los lagos Alster, el Deichstrasse, el Zoo (que se llama Hagenbecks Tierpark), la galería de arte Kunsthalle, el Ayuntamiento o Rathaus y la Iglesia de St. James. Tienen las tiendas más elegantes de esta parte del continente, así como los más grandes centros comerciales de Europa (el Hanse-Viertel, el Kaufmannshaus, el Hamburger Hof, Alte Post, el Europa Passage). Pueden ir al Antik Center, donde están las mejores antigüedades para comprar. No dejar de ir al mercado del pescado o Fischmarkt, donde aparte de pescados se puede comprar patos o porcelanas, todo junto pero no revuelto.

Tampoco dejar de ir de noche al barrio de St. Pauli, donde se aloja todo el mundo erótico de la ciudad; muchísimo más grande que el de Ámsterdam y con muchísima más variedad de opciones. Si sólo eres un mirón como nosotros, puedes aprovechar la cantidad de cabarets con diferentes shows para todos los gustos y colores.

Las Eróticas Calles de St. Pauli

La ciudad tiene un par de restaurantes con estrellas Michelin. Uno de ellos es el Haerlin, en el Neuer Jungfernstieg 9, abierto sólo de noche (6.30pm – 9.30pm). La reservación es obligatoria en este laureado restaurante dirigido por el Chef Christoph Ruffer (con dos estrellas Michelin a cuestas y diecisiete puntos Gault Millau). Los deslumbrará  además el lujo del Four Season Hotel que lo alberga. Otro es en el Sullberg, en el 12 de Sullbergterrasse, que también sólo atiende de noche, en el mismo horario y con el temita de la reserva obligatoria. El nombre del restaurante es Seven Seas, de cocina francesa clásica con propuestas originales de la casa. Hacen mérito a su estrella Michelin.

Obra de Cristoph Ruffer, Restaurante Haerlin

Cada uno se organizó temprano con su rutina diaria, sea en el fitness room o por las magníficos parques que la cuidad ofrece. Desayuno de rigor y listos nos fuimos todos en el bus de cortesía del barco hacia  el moderno centro, donde tomamos uno de los varios Mirabuses locales (que son la mejor opción para pasear). Por una tarifa que rodea los trece euros por persona te hacen un paseo de una hora y media por todo lo más interesante para conocer, lo que de otra forma es imposible de ver cuando el tiempo es limitado. En caso nuestro nos quedamos hasta las ocho de la mañana del día siguiente, lo que nos dio  la oportunidad de hacer dos tours: el primero, lo turístico en bus con un almuerzo ligero en uno de los tantos y bonitos cafés que hay por toda la ciudad, más shopping;  el segundo, el de la noche, más gourmet-erótico para los mañosones del barrio. (No dejar de comer las salchichas alemanas al paso. Las venden en todos lados y de diferentes sabores, carnes y tamaños: las blancas o las de curry entre otras.  ¡Todas increíbles!).

Esa noche nos invitó el Director del Hotel (barco) a tomar unas copas en el Panorama Lounge, para después cenar en el restaurante un menú con muchas opciones que relataré a continuación.

Jamón Selva Negra

De entrantes: espárragos marinados con jamón de la Selva Negra, caracoles a la borgoñón, un Stilton Blossom muy interesante, tataki de lomo y trilogía de salmón.

Como intermedios: crema de papas o Kartoffelsuppe, crema de espárragos con hongos salvajes, crema de tomate, crema de pollo y unos panzotti con salsa de nueces.

Sorbete de coco para limpiar el paladar.

De principales: anguila grillada con una infusión de apio; un estofado agridulce de carne con pasas, uvas, almendras y col roja (estaba buenísimo); un salmón del Atlántico a la carta; una pechuga cajún de pollo orgánico y filet mignon. Un New York strip steak y una escalopa de ternera a la milanesa completaron la oferta, la que podías acompañar con las más de diez opciones de guarniciones y salsas.

De final:  grapa, coñac, single malt, etc... Buen café illy.

Kiel Kanal




KIEL KANAL

Salimos a las ocho de la mañana de Hamburgo con ansias de regresar a conocerla más; muy pronto, esperamos.

Hoy será un día de relax. Navegaremos todo el día y cruzaremos por el canal de Kiel, que es el más transitado del mundo. También se le conoce como Nord-Ostsee-Kanal. Tiene una longitud de 100 kilómetros, 162 metros de ancho y 90 metros de profundidad. Conecta el Mar del Norte con el Báltico, y es importantísimo para el comercio.

Un poco de historia: desde el siglo XVI se hicieron planes para su construcción y en el año 1784 se construyó el Eider Kanal (pero sólo se podía utilizar para embarcaciones de hasta 300 toneladas). En el año 1878 el Canciller Otto Von Bismarck y el empresario Hermann Dahlström idearon un plan para su ampliación, el que fue presentado al Kaiser Wilhelm II (quien lo aprobó a un costo de 156 millones de marcos alemanes y ocho años de trabajos). Tomó el nombre de Canal del Mar Báltico y  posteriormente fue ampliado en su ancho en el año 1848, a un nuevo costo de 242 millones.

Kaiser Wilhelm II

Ese día lo pasamos estupendamente bien. Salió un hermoso sol, lo que lo transformó en un día de piscina y almuerzo en el pool deck. La tripulación nos sorprendió con un buffet de cocina típica alemana con diferentes tipos de salchichas (enormes, de variados sabores), como la Núremberg - que vino acompañada de sauerkraut - la Currywurst, la Regensburger Wurst, la Weisswurst - que es la de ternera - entre otras. Morcillas, diversos patés y terrinas típicas de la región, ensaladas y, por su puesto, la parte marinera: los langostinos, los arenques y otros bichos de mar ahumados a la perfección. Burger de salmón y ensaladas de papas, entre otras; postres que ni siquiera probamos y que sabiamente remplazamos por bloody marys y chilcanos de Grey Goose... ¡Magnífica tarde!


Weisswurst

Siesta obligada y nos volvimos a juntar en el Panorama Lounge a las siete de la tarde para disfrutar del paseo por el canal y de los cruces con una variedad de barcos de paseo y de transporte que hicieron amena la puesta del sol. (No dejar de probar el Martini espresso... Mmm...).

Esa noche, como no teníamos nada planeado en grupo, nos dividimos en dos restaurantes: unos se fueron a comer parrilla al Grill-Pool Deck con un asombroso cálido clima para ello, y otros - los mas formalotes - nos hicimos un espacio en el italiano de apellido La Terraza para ordenar lo que a continuación detallo.

Antipasto: insalatina di campo con parmigiano, crema de tomate con camarones y huevos pochados con espárragos, fondue de queso parmesano.

Ensaladas: atún y papas, aceitunas y perejil y la caprese clásica. También nos ofrecieron un plato con diversos salami y diferentes tipos de carpaccio.

Pasta: pappardelle con ragú de pato, linguine con mariscos y tomate fresco, spaghetti a la carbonara y la que pedí yo, fuera de carta, que es un poco más gruesa que los spaghetti y viene con pimienta, limón y queso de yegua... ¡Espectacular! Llevo la receta a Lima.

Principales: escalopas de ternera a la livornesa, tournedó de lomo Rossini - todo muy fresco, del Báltico - entre otras delicias. Todo un lujo la cena.

Postres: tiramisù y buen café... ¡Y al casino! (Por fin me fue bien en el black jack).


Playa deTravemünde



TRAVEMÜNDE

Conocida por sus playas de arena blanca y doscientos años de historia, así como por ser el puerto más grande del Báltico, tiene un charme marítimo inigualable. Su calle principal está llena de cafés, tiendas, restaurantes y atractivos como el museo marítimo (localizado en un faro considerado el más alto de Europa).

La ciudad data de 1187, cuando era un pueblo de pescadores en los tiempos de Federico II. En 1329 Lübeck la anexa como su región administrativa. En 1802 ya era considerada la tercera en importancia como sitio de resort. En el año 1950 se erige como puerto de ferries con rutas hacia Suecia, Finlandia, Dinamarca, Noruega, Estonia, Latvia, Lituania y Rusia. Hoy por hoy es considerado el más importante puerto de Europa.

Sitios de interés: Old Lighthouse, Restaurant in the Clouds, el barco de cuatro mástiles (llamado Passat), el Brügmann Garten y, por supuesto, sus lujosos hoteles y casinos.

Old Lighthouse

Nosotros decidimos tomar desayuno temprano y nos tomamos un tren a Lübeck, llamada la Reina de la Liga Hanseática y considerada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Casi 1300 casas, iglesias y patios fueron individualmente declarados Monumento Nacional.

Vale la pena la visita, averiguando paso a paso sobre el mundo extinguido de la Hansa y explorando las calladas esquinas de los medievales pasillos. Puedes callejear por sus hermosas áreas comerciales o relajarte admirando la famosa silueta de sus siete torres en el parque Dräger, en el barrio Marli. Si tuviera que resumirlo diría que Lübeck es tiempo apilado, un libro de pinturas hecho ladrillo, completamente instalado en la actualidad.

Casa Buddenbrook

Sitios de interés para conocer: la Puerta de Holsten, la Iglesia de St. Petri y la de Santa María, el Ayuntamiento, la Torre de Santa María, la Casa Buddenbrook, la de la familia Mann, el Koberg, el Barrio de la Magdalena y el de la Catedral, la Calle del Rey, y el Canal. Pueden tomar un ferry y pasear por el  bajo del río Trave y, finalmente, después de este cansador paseo, se pueden sentar en alguno de los muchos pequeños restaurantes diseminados por esta cuidad y hacer lo mismo que hicimos nosotros: comer el codo de cerdo con chucrut y las mejores salchichas alemanas con puré de papa y mostaza medio picante (que es estupenda); para beber, muy buenas cervezas. Luego tomar el tren de vuelta a Travemünde - que también es un sitio muy cosmopolita - para dedicarle buenas horas a sus pequeños restaurantes con vista al mar.

Nuestro Silver Cloud de los Cruceros Silversea

Esa noche después de la siesta nos juntamos a las ocho y media de la noche en el restaurante principal, donde nos agasajaron con un buffet de gala con una lista interminable de opciones para degustar. Del mar, más de veinte opciones de pescados y frutos: frescos, ahumados, secos salados, gravlax de dos colores, caviar, ensaladas y más. De calientes, igual: corderos, carnes guisadas al curry, pescados en diversas formas, zarzuelas de mariscos, paellas y risottos, una mesa con más de quince variedades de quesos, frutas y postres de todos los rincones del planeta... Es decir, una cena de recordar y de pensar en hacer dieta urgente.

Esa noche el barco zarpó a las 11pm hacia Warnemünde, nuestra penúltima parada de este crucero y la última de Alemania (que dejaremos con unas ganas de volverla a vivir).



WARNEMÜNDE


Zona de Pescadores en Warnemünde

El balneario de Warnemünde ofrece algo más que un fascinante paisaje litoral y extensas y bellas playas de arena. Una meca para bañarse, caminar y sentirse bien. Allí encontrarás múltiples testimonios de la vida marítima, desde un faro hasta casas de pescadores, cruceros imponentes y una de las mejores zonas de yachting del mundo. Tiene excelentes restaurantes y bares, y te puedes ir a conocer Berlín (distante a tres horas en tren) o tomar un tren o el ferry que te lleva a Rostock en veinte minutos. Podrás recorrer la ciudad (de arquitectura gótica en ladrillo), además de ver iglesias y monasterios, antiguas murallas, puertas y casas con frontón. Tiene la universidad más antigua de la región del Mar Báltico. Optamos todos por este paseo, ya que Berlín (cuidad que conozco bien) no se puede visitar o lamer en cinco horas. Hay que dedicarle al menos tres a cinco días.

Esa noche reservamos la cena en el Pool Deck. Como la temperatura bajó, nos ofrecieron mantas para abrigarnos y poder disfrutar de la mejor carne prime AAA de la ganadería Sterling Silver,  famosa por sus cortes de ternera y res y que este restaurante tiene el privilegio o la suerte de tener.

Perfecto Ejemplar de New York Strip Steak

Camarones jumbo grillados y sazonados con mantequilla normanda de piqueo para todos. Tres tipos de ensalada, como la New York con sus crumbles de queso blue, la del César y la Green.

Del campo: chuleta de ternera lechal de Pennsylvania, el New York strip steak,  el lomo llamado center-cut filet mignon, el Colorado prime rib steak o el Berkshire pork chop.

Del mar: Atlantic salmon, perca, arenque o bacalao en diversas presentaciones.

De final:  una tarta de manzana de alucinar, con helado, pisco Tres Generaciones mosto verde y café.

Nuestro Pisco Tres Generaciones Mosto Verde

Esa noche había un show en el teatro. Nos presentaron una recopilación de la música de Abba. La pasamos bien y nos fuimos a descansar mientras el barco navegaba hacia Rønne, puerto perteneciente a Dinamarca y adonde llegaremos a las ocho de la mañana y será materia de otra historia.

RØNNE

Es una isla más pegada a Suecia que a la propia Dinamarca, en propiedad del segundo desde el año 1521 (sus orígenes datan del año 1000). Dedicada a la pesca, a la  agricultura y al turismo. De inigualable belleza, con muchas playas de arenas blancas, por un lado, e inmensos acantilados por el otro lado de la isla.

Como toda isla, tiene sus fortines para protegerse de los piratas, así como castillos del siglo XIII cuyas ruinas todavía se pueden apreciar. Cuenta con un posición estratégica en el Báltico, atrayendo mucho turismo danés, alemán, sueco y polaco. Fue una cuidad muy castigada por los bombardeos de la aviación rusa durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Castillo Medieval de Hammershus

Nuevamente hoy cada uno eligió su rutina mañanera. Algunos optaron por hacer footing por los alrededores y, como yo, directo al gym ya que mi ropa de deporte es ligera y amaneció con once grados de temperatura. Como ayer por fin cumplí la promesa de hacer un día de dieta estricta para sentirme menos culpable, estaba medio friolento para salir tan temprano.

Como a las once de la mañana salimos muy bien abrigados. Hacía mucho frío en el bus de cortesía que te lleva al centro de la ciudad. Paseo corto, dos aquavit para el frío, un par de salchichas danesas muy buenas y retorno al barco (donde había un buen buffet de pescado y ensaladas que completó la merienda).

Esa noche nos despedimos cenando nuevamente en el restaurante italiano. Se comió de todo: buenas pastas, ossobuco, milanesa de ternera, ensaladitas para la digestión y buen vino de escolta. Terminamos la velada en el casino. Allí nos quedamos hasta pasadas las tres de la mañana. Felizmente todos salimos bien parados y no hubo bajas que lamentar.

Casino del Silver Cloud

Por la mañana dejaremos el barco temprano y con pena. Ha terminado el crucero por el Mar Báltico y esta crónica, para dar paso a una nueva aventura que se llamará Escandinavia. Les relataremos, como protagonistas de este reality, todos los pormenores de la aventura.

Les dejo un consejo: si viajan en crucero traten de buscarse este tipo de líneas de lujo, con barcos chicos de máximo quinientos pasajeros. Marcan la diferencia notoriamente. Para nosotros - el equipo de los ocho chinitos - ha sido una experiencia increíble y placentera.

À bientôt!!!

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