Atracamos en el puerto de Hamburgo temprano por la mañana. Es
realmente impresionante; llegar por mar es de una belleza sin igual. Rodeado
por los lagos Alster y el río Elba, que lo convierten en la llave de una
exitosa ciudad con un pasado internacional. Hamburgo es la ciudad más tolerante y de mente más abierta
de Alemania. Además aquí se concentra la mayor cantidad de millonarios alemanes.
Es famosa por su puerto, que data de hace más de mil años, y hoy día luce igual
que antes del bombardeo, ya que fue totalmente reconstruida y modernizada (con
una arquitectura muy elegante).
Los sitios importantes para no perderse sin duda son los lagos Alster,
el Deichstrasse, el Zoo (que se llama Hagenbecks Tierpark), la galería de arte
Kunsthalle, el Ayuntamiento o Rathaus y la Iglesia de St. James. Tienen las
tiendas más elegantes de esta parte del continente, así como los más grandes
centros comerciales de Europa (el Hanse-Viertel, el Kaufmannshaus, el Hamburger
Hof, Alte Post, el Europa Passage). Pueden ir al Antik Center, donde están las
mejores antigüedades para comprar. No dejar de ir al mercado del pescado o
Fischmarkt, donde aparte de pescados se puede comprar patos o porcelanas, todo junto
pero no revuelto.
Tampoco dejar de ir de noche al barrio de St. Pauli, donde se
aloja todo el mundo erótico de la ciudad; muchísimo más grande que el de Ámsterdam
y con muchísima más variedad de opciones. Si sólo eres un mirón como nosotros,
puedes aprovechar la cantidad de cabarets con diferentes shows para todos los
gustos y colores.
La ciudad tiene un par de restaurantes con estrellas Michelin. Uno
de ellos es el Haerlin, en el Neuer Jungfernstieg 9, abierto sólo de noche
(6.30pm – 9.30pm). La reservación es obligatoria en este laureado restaurante
dirigido por el Chef Christoph Ruffer (con dos estrellas Michelin a cuestas y
diecisiete puntos Gault Millau). Los deslumbrará además el lujo del Four Season Hotel que lo
alberga. Otro es en el Sullberg, en el 12 de Sullbergterrasse, que también sólo
atiende de noche, en el mismo horario y con el temita de la reserva obligatoria.
El nombre del restaurante es Seven Seas, de cocina francesa clásica con
propuestas originales de la casa. Hacen mérito a su estrella Michelin.
Cada uno se organizó temprano con su rutina diaria, sea en el
fitness room o por las magníficos parques que la cuidad ofrece. Desayuno de
rigor y listos nos fuimos todos en el bus de cortesía del barco hacia el moderno centro, donde tomamos uno de los
varios Mirabuses locales (que son la mejor opción para pasear). Por una tarifa
que rodea los trece euros por persona te hacen un paseo de una hora y media por
todo lo más interesante para conocer, lo que de otra forma es imposible de ver
cuando el tiempo es limitado. En caso nuestro nos quedamos hasta las ocho de la
mañana del día siguiente, lo que nos dio
la oportunidad de hacer dos tours: el primero, lo turístico en bus con
un almuerzo ligero en uno de los tantos y bonitos cafés que hay por toda la
ciudad, más shopping; el segundo, el de
la noche, más gourmet-erótico para los mañosones del barrio. (No dejar de comer
las salchichas alemanas al paso. Las venden en todos lados y de diferentes
sabores, carnes y tamaños: las blancas o las de curry entre otras. ¡Todas increíbles!).
Esa noche nos invitó el Director del Hotel (barco) a tomar unas
copas en el Panorama Lounge, para después cenar en el restaurante un menú con
muchas opciones que relataré a continuación.
De entrantes: espárragos marinados con jamón de la Selva Negra, caracoles
a la borgoñón, un Stilton Blossom muy interesante, tataki de lomo y trilogía de
salmón.
Como intermedios: crema de papas o Kartoffelsuppe, crema de
espárragos con hongos salvajes, crema de tomate, crema de pollo y unos panzotti
con salsa de nueces.
Sorbete de coco para limpiar el paladar.
De principales: anguila grillada con una infusión de apio; un
estofado agridulce de carne con pasas, uvas, almendras y col roja (estaba
buenísimo); un salmón del Atlántico a la carta; una pechuga cajún de pollo orgánico
y filet mignon. Un New York strip steak y una escalopa de ternera a la milanesa
completaron la oferta, la que podías acompañar con las más de diez opciones de
guarniciones y salsas.
De final: grapa, coñac, single
malt, etc... Buen café illy.
KIEL KANAL
Salimos a las ocho de la mañana de Hamburgo con ansias de regresar
a conocerla más; muy pronto, esperamos.
Hoy será un día de relax. Navegaremos todo el día y cruzaremos por
el canal de Kiel, que es el más transitado del mundo. También se le conoce como
Nord-Ostsee-Kanal. Tiene una longitud de 100 kilómetros, 162 metros de ancho y
90 metros de profundidad. Conecta el Mar del Norte con el Báltico, y es
importantísimo para el comercio.
Un poco de historia: desde el siglo XVI se hicieron planes para su
construcción y en el año 1784 se construyó el Eider Kanal (pero sólo se podía
utilizar para embarcaciones de hasta 300 toneladas). En el año 1878 el
Canciller Otto Von Bismarck y el empresario Hermann Dahlström idearon un plan
para su ampliación, el que fue presentado al Kaiser Wilhelm II (quien lo aprobó a
un costo de 156 millones de marcos alemanes y ocho años de trabajos). Tomó el
nombre de Canal del Mar Báltico y posteriormente fue ampliado en su ancho en el
año 1848, a un nuevo costo de 242 millones.
Ese día lo pasamos estupendamente bien. Salió un hermoso sol, lo que lo transformó en un día de piscina y
almuerzo en el pool deck. La tripulación nos sorprendió con un buffet de cocina
típica alemana con diferentes tipos de salchichas (enormes, de variados
sabores), como la Núremberg - que vino acompañada de sauerkraut - la Currywurst,
la Regensburger Wurst, la Weisswurst - que es la de ternera - entre otras.
Morcillas, diversos patés y terrinas típicas de la región, ensaladas y, por su
puesto, la parte marinera: los langostinos, los arenques y otros bichos de mar
ahumados a la perfección. Burger de salmón y ensaladas de papas, entre otras;
postres que ni siquiera probamos y que sabiamente remplazamos por bloody marys
y chilcanos de Grey Goose... ¡Magnífica tarde!
Weisswurst |
Siesta obligada y nos volvimos a juntar en el Panorama Lounge a
las siete de la tarde para disfrutar del paseo por el canal y de los cruces con
una variedad de barcos de paseo y de transporte que hicieron amena la puesta
del sol. (No dejar de probar el Martini espresso... Mmm...).
Esa noche, como no teníamos nada planeado en grupo, nos dividimos
en dos restaurantes: unos se fueron a comer parrilla al Grill-Pool Deck con un
asombroso cálido clima para ello, y otros - los mas formalotes - nos hicimos un
espacio en el italiano de apellido La Terraza para ordenar lo que a
continuación detallo.
Antipasto: insalatina di campo con parmigiano, crema de tomate con
camarones y huevos pochados con espárragos, fondue de queso parmesano.
Ensaladas: atún y papas, aceitunas y perejil y la caprese clásica.
También nos ofrecieron un plato con diversos salami y diferentes tipos de carpaccio.
Pasta: pappardelle con ragú de pato, linguine con mariscos y
tomate fresco, spaghetti a la carbonara y la que pedí yo, fuera de carta, que
es un poco más gruesa que los spaghetti y viene con pimienta, limón y queso de
yegua... ¡Espectacular! Llevo la receta a Lima.
Principales: escalopas de ternera a la livornesa, tournedó de lomo
Rossini - todo muy fresco, del Báltico - entre otras delicias. Todo un lujo la
cena.
Postres: tiramisù y buen café... ¡Y al casino! (Por fin me fue
bien en el black jack).
Playa deTravemünde |
TRAVEMÜNDE
Conocida por sus playas de arena blanca y doscientos años de
historia, así como por ser el puerto más grande del Báltico, tiene un charme
marítimo inigualable. Su calle principal está llena de cafés, tiendas,
restaurantes y atractivos como el museo marítimo (localizado en un faro
considerado el más alto de Europa).
La ciudad data de 1187, cuando era un pueblo de pescadores en los
tiempos de Federico II. En 1329 Lübeck la anexa como su región administrativa.
En 1802 ya era considerada la tercera en importancia como sitio de resort. En
el año 1950 se erige como puerto de ferries con rutas hacia Suecia, Finlandia,
Dinamarca, Noruega, Estonia, Latvia, Lituania y Rusia. Hoy por hoy es considerado
el más importante puerto de Europa.
Sitios de interés: Old Lighthouse, Restaurant in the Clouds, el
barco de cuatro mástiles (llamado Passat), el Brügmann Garten y, por supuesto,
sus lujosos hoteles y casinos.
Nosotros decidimos tomar desayuno temprano y nos tomamos un tren a
Lübeck, llamada la Reina de la Liga Hanseática y considerada por la UNESCO como
Patrimonio Cultural de la Humanidad. Casi 1300 casas, iglesias y patios fueron
individualmente declarados Monumento Nacional.
Vale la pena la visita, averiguando paso a paso sobre el mundo
extinguido de la Hansa y explorando las calladas esquinas de los medievales
pasillos. Puedes callejear por sus hermosas áreas comerciales o relajarte
admirando la famosa silueta de sus siete torres en el parque Dräger, en el
barrio Marli. Si tuviera que resumirlo diría que Lübeck es tiempo apilado, un
libro de pinturas hecho ladrillo, completamente instalado en la actualidad.
Sitios de interés para conocer: la Puerta de Holsten, la Iglesia
de St. Petri y la de Santa María, el Ayuntamiento, la Torre de Santa María, la Casa Buddenbrook, la de la familia Mann, el Koberg, el Barrio de la Magdalena y
el de la Catedral, la Calle del Rey, y el Canal. Pueden tomar un ferry y pasear
por el bajo del río Trave y, finalmente,
después de este cansador paseo, se pueden sentar en alguno de los muchos
pequeños restaurantes diseminados por esta cuidad y hacer lo mismo que hicimos
nosotros: comer el codo de cerdo con chucrut y las mejores salchichas alemanas
con puré de papa y mostaza medio picante (que es estupenda); para beber, muy
buenas cervezas. Luego tomar el tren de vuelta a Travemünde - que también es un
sitio muy cosmopolita - para dedicarle buenas horas a sus pequeños restaurantes
con vista al mar.
Esa noche después de la siesta nos juntamos a las ocho y media de
la noche en el restaurante principal, donde nos agasajaron con un buffet de
gala con una lista interminable de opciones para degustar. Del mar, más de
veinte opciones de pescados y frutos: frescos, ahumados, secos salados, gravlax
de dos colores, caviar, ensaladas y más. De calientes, igual: corderos, carnes
guisadas al curry, pescados en diversas formas, zarzuelas de mariscos, paellas
y risottos, una mesa con más de quince variedades de quesos, frutas y postres
de todos los rincones del planeta... Es decir, una cena de recordar y de pensar
en hacer dieta urgente.
Esa noche el barco zarpó a las 11pm hacia Warnemünde, nuestra
penúltima parada de este crucero y la última de Alemania (que dejaremos con
unas ganas de volverla a vivir).
WARNEMÜNDE
El balneario de Warnemünde ofrece algo más que un fascinante
paisaje litoral y extensas y bellas playas de arena. Una meca para bañarse,
caminar y sentirse bien. Allí encontrarás múltiples testimonios de la vida
marítima, desde un faro hasta casas de pescadores, cruceros imponentes y una de
las mejores zonas de yachting del mundo. Tiene excelentes restaurantes y bares,
y te puedes ir a conocer Berlín (distante a tres horas en tren) o tomar un tren
o el ferry que te lleva a Rostock en veinte
minutos. Podrás recorrer la ciudad (de arquitectura gótica en ladrillo), además
de ver iglesias y monasterios, antiguas murallas, puertas y casas con frontón.
Tiene la universidad más antigua de la región del Mar Báltico. Optamos todos por
este paseo, ya que Berlín (cuidad que conozco bien) no se puede visitar o lamer
en cinco horas. Hay que dedicarle al menos tres a cinco días.
Esa noche reservamos la cena en el Pool Deck. Como la temperatura bajó,
nos ofrecieron mantas para abrigarnos y poder disfrutar de la mejor carne prime
AAA de la ganadería Sterling Silver, famosa por sus cortes de ternera y res y que este
restaurante tiene el privilegio o la suerte de tener.
Camarones jumbo grillados y sazonados con mantequilla normanda de
piqueo para todos. Tres tipos de ensalada, como la New York con sus crumbles de
queso blue, la del César y la Green.
Del campo: chuleta de ternera lechal de Pennsylvania, el New York
strip steak, el lomo llamado center-cut
filet mignon, el Colorado prime rib steak o el Berkshire pork chop.
Del mar: Atlantic salmon, perca, arenque o bacalao en diversas
presentaciones.
De final: una tarta de manzana de alucinar, con helado, pisco Tres Generaciones mosto verde y café.
De final: una tarta de manzana de alucinar, con helado, pisco Tres Generaciones mosto verde y café.
Esa noche había un show en el teatro. Nos presentaron una
recopilación de la música de Abba. La pasamos bien y nos fuimos a descansar
mientras el barco navegaba hacia Rønne, puerto perteneciente a Dinamarca y adonde
llegaremos a las ocho de la mañana y será materia de otra historia.
RØNNE
Es una isla más pegada a Suecia que a la propia Dinamarca, en
propiedad del segundo desde el año 1521 (sus orígenes datan del año 1000).
Dedicada a la pesca, a la agricultura y
al turismo. De inigualable belleza, con muchas playas de arenas blancas, por un
lado, e inmensos acantilados por el otro lado de la isla.
Como toda isla, tiene sus fortines para protegerse de los piratas,
así como castillos del siglo XIII cuyas ruinas todavía se pueden apreciar.
Cuenta con un posición estratégica en el Báltico, atrayendo mucho turismo danés,
alemán, sueco y polaco. Fue una cuidad muy castigada por los bombardeos de la
aviación rusa durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.
Nuevamente hoy cada uno eligió su rutina mañanera. Algunos optaron
por hacer footing por los alrededores y, como yo, directo al gym ya que mi ropa
de deporte es ligera y amaneció con once grados de temperatura. Como ayer por
fin cumplí la promesa de hacer un día de dieta estricta para sentirme menos
culpable, estaba medio friolento para salir tan temprano.
Como a las once de la mañana salimos muy bien abrigados. Hacía
mucho frío en el bus de cortesía que te lleva al centro de la ciudad. Paseo
corto, dos aquavit para el frío, un par de salchichas danesas muy buenas y
retorno al barco (donde había un buen buffet de pescado y ensaladas que completó
la merienda).
Esa noche nos despedimos cenando nuevamente en el restaurante
italiano. Se comió de todo: buenas pastas, ossobuco, milanesa de ternera,
ensaladitas para la digestión y buen vino de escolta. Terminamos la velada en
el casino. Allí nos quedamos hasta pasadas las tres de la mañana. Felizmente
todos salimos bien parados y no hubo bajas que lamentar.
Por la mañana dejaremos el barco temprano y con pena. Ha terminado
el crucero por el Mar Báltico y esta crónica, para dar
paso a una nueva aventura que se llamará Escandinavia. Les relataremos, como
protagonistas de este reality, todos los pormenores de la aventura.
Les dejo un consejo: si viajan en crucero traten de buscarse este
tipo de líneas de lujo, con barcos chicos de máximo quinientos pasajeros.
Marcan la diferencia notoriamente. Para nosotros - el equipo de los ocho
chinitos - ha sido una experiencia increíble y placentera.
À bientôt!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario