Llegamos por segunda vez a esta ciudad
ayer 16 de junio de 2013 como a las 2 de la tarde para dirigirnos al Eslava, ubicado
en calle Eslava 3&5, www.espacioeslava.com, donde poseen un local de tapas y un
restaurante al costado uno de otro.
Nosotros ya habíamos estado en este local
en un viaje anterior por esta ciudad y no queríamos dejar de venir para probar
sus famosos huevos sobre biscocho boletus (que es una enorme yema de huevo
sobre un trozo de foie líquido que a la vez está sobre un biscocho de boletus).
Acompaña esta maravilla un coulis de fruto rojo y ¡para dentro! Te puedes comer
diez de estos huevos, fácil. Ordenamos también el huevo campero, que viene
frito en aceite de oliva con juliana de cebollas caramelizadas. Un 20 también
de nota.
Pasaron a continuación unas cabrillas
(caracoles de tierra) en salsa, unos centro de vieras con crema de algas y una
sangre encebollada que acompañó un par de potajes de alubias con acelgas. Recomiendo
no dejar de pedir las costillas a la miel y las croquetas de jamón de Jabugo (que
estuvieron estupendas) o unas sardinitas fritas que van muy bien con el verdejo
de la casa (al cual le hicimos honor), un orujito de hierbas y un soberbio,
espectacular, increíble, buenazo helado de queso manchego viejo, arenoso y
picón (que viene con una mermelada de calabaza). Este postre es como la casa de
la abuela: huele a añejo y con mucha experiencia. Lo tengo que poner en alguno
de mis restaurantes de todas maneras. 70 euros por 4 personas, muy buen precio
para este bar de tapas. Si quieren
pueden almorzar en el restaurante de mismo nombre que tiene una carta más
sofisticada. Les recomiendo carpaccio de gambas blancas y coulis de curry caramelizado,
unas almejas con espinacas, un bacalao
confitado con vinagreta de Pedro Ximénez y frutos secos, un solomillo de cerdo
con salsa de queso de Cabrales o unas chuletitas de cordero lechal con ajitos y
pimientos entre otros buenos platos con que cuenta este simpático local.
Por la noche nos recibió en su terraza
nuestro querido amigo Don Paco Millán, amo y señor de la ciudad de Sevilla y un
magnífico anfitrión y caballero Andaluz. Nos recibió con gambas y percebes al
vapor para despertarnos el apetito, junto con una rica cañita bien fría como
para amainar los 37 grados de calor que nos tocó esa tarde. Prosiguió con unas
navajas a la plancha con guindillas y mermelada de tomate, unas almejas
aliñadas con aceite de oliva, ajo y manzanilla, más alcachofas y taquitos de
jamón y otros secretos. Tuvimos que recurrir al pan para no dejar ninguna
huella de este soberbio plato hecho por un magistral cocinero. Siguió el baile
con boquerones de anchoa, una ventresca de atún rojo (igualito al que me comí en
Barbate, Cádiz). Para refrescarnos y poder hacer un descanso, se nos sirvió un
buen gazpacho que cayó muy bien.
Después del merecido break comenzamos de nuevo con un tartar de atún de almadraba y la
estrella de la noche: una pasta en forma de acordeones pequeños aromatizada al
curry, que escoltó a un guiso de carrilleras de cerdo ibérico de película de
Hollywood (incluido su premio Oscar por
lo bueno que estaba).
Finalizamos el banquete - porque
literalmente fue un banquete, con quesos y buena tertulia - bien entrada la
madrugada, lo que nos obligó a retirarnos al Gran Meliá Colón ubicado en la
calle Canalejas, que es un muy buen hotel 5 estrellas con magnífica ubicación y
buen buffet de desayuno del que damos fe. También tienen un restaurante llamado
El Burladero, con una carta conceptuada por Dani García (Calima 2 estrellas
Michelin), que hoy andaba con un festival de atún. Como platos estrella habían
puesto, en pizarra, zurrapa de atún rojo, atún encebollado (como guiso) al
estilo de Conil (ciudad cerca de Chiclana de la Frontera), ventresca asada y
tomate caramelizado, y un atún marinado al jengibre, uvas y queso. Sobre su
carta tienen muy buenas cosas. Lo más recomendable es su rabo de toro (que es
espectacular) y sus garbanzos con carabineros.
Por la mañana - o más bien diré por la
tarde, pues dedicamos la mañana a descansar - salimos a un local llamado Alacena
San Eloy que queda en la calle San Eloy, que es peatonal, donde pueden comprar
buenos jamones, embutidos, quesos, anchoas, salazones, etc. En fin, todo lo
necesario para tener un buen picnic en el auto, ya que mañana partiremos a La Aracena,
tierra de Jabugo, donde se hacen los mejores jamones serranos de toda España y ¡olé!
Caminando tomamos una tapita de tortilla
de papas y un caña pequeña. De ahí pasamos a la Bodeguita Cerillo, donde
tapeamos una tapita de jamón. Continuamos y pasamos por La Societé, que es una
boulangerie donde la especialidad son los hojaldres y sus quiches así como sus
artesanales buenos panes. Cerca está la Bodega el Priorato, donde pueden comer
una gambas al alioli o un montadito de pringa (que son todas las carnes del
puchero picadas y aliñadas con pimentón, puestas dentro de un pequeño pan). Más
allá Alquimia 29, para comer un salmorejo con sus migas de huevo y jamón o una
hamburguesita de rabo de toro en un pan de aceituna. A continuación, en La
Alacena de San Eloy, cominos una papas al alioli y una tortilla de patatas al
whisky muy agradable.
Consideramos que estábamos bien para este
paseo de tarde por calles de Sevilla y nos regresamos al hotel para tomar un
sauna y descansar, que para esa noche - golpe de 9 - nos habíamos citado con
Paco Millán para caminar de tapas por los más emblemáticos locales sevillanos.
Dicho y hecho: a las 8.30 de la tarde nos
fuimos los cuatro en un taxi a la calle Arfe, donde hay dos buenos locales de
tapas. Primero, El Arenal: se piden unas morcillas secas ibéricas, mejillones XL
en aceite y un montadito de anchoas con leche condensada (así como lo leen). De
ahí se pasan al frente, donde está uno de los famosos que además es de cadena
de nombre 5 jotas (como el jamón de Jabugo). Ahí ordenamos unas croquetas de
jamón ibérico, unos garbanzos con chorizo, una hamburguesita de presa (corte del cerdo) con foie (espectacular)
y terminamos con una tosta de paleta de jamón Pata Negra con torta del Casar (queso).
Proseguimos el periplo y a dos o tres cuadras (aquí dicen calles) arribamos al Don
Juan de Alemanes, donde comimos unos
chicharrones y consumimos una caña pequeña. Ahí hay muchos bares para tapear,
como El Pórtico (pedir croquetas de pulpo y chanquetes fritos), Bar Gonzalo (casa
fundada en 1920, para pedir bacalao en hojaldre y almejas negras al pil pil),
sigue Gusto y al frente Las Escobas (¡fundado en el año 1386! para un rabo de
toro y buena tortilla). Mas allá, Doña Francisquita y, al frente, el famoso
Casa Robles (en la calle Álvarez Quintero 58) www.roblesrestaurantes.com sitio altamente recomendado por los
locales para tomar unas ostras, carabineros, cigalas tronco y otras delicias
del mar. Nosotros ordenamos una mojama de atún con tomate y unas setas de
temporada salteadas. El sitio es muy bonito y acogedor; no olvidarse de pedir
unos riñones de cordero lechal a la plancha o una sartén de almejas a la
manzanilla con jamón y langostinos. Caminando un poco llegas a la Bodega El
Patio, cerca de la famosa La Giralda, otra que se llama La Catedral, al costado
La Tradicional (para las paellas y los rabos de toro y por supuesto sus croquetas
caseras), La Moderna (para los buenos finos), la no menos famosa Bodega Santa
Cruz las Columnas (donde pedimos unas croquetas de bacalao y un montadito de pringa
y, si van de día como lo hicimos la última vez, se comen unos menudos o callos
con garbanzos de película). Cerca está El Pasaje (para comerse un burrito de secreto),
La Bodeguita, La Parihuela, La Gitana, Las Teresas y otra famosa que es la
Taberna Poncio Restaurante de Tapas en el barrio de la Judería. La última que
vimos fue La Tapatería, de ahí nos fuimos a La Carbonería (famoso tablao de flamenco)
para entretenernos y despedirnos de la linda Sevilla.
Qué visitar: la Catedral y la Giralda,
los Reales Alcázares, el Archivo de Indias, el Hospital de la Caridad, el de
los Venerables, la Iglesia Colegial del Divino Salvador, el Museo de Bellas
Artes, el Museo Arqueológico y el de Artes y Costumbres Populares, el Museo
Marítimo, Torres de Oro, el Museo Taurino y el coso, el Palacio de la Condesa
de Lebrija y el Palacio Casa de Pilatos.
Sevilla es una ciudad para disfrutarla
paseando. Pueden comenzar por el Paseo de Las Delicias, cruzar el Puente de
Isabel II y conocer el barrio de Triana, el barrio Santa Cruz, la antigua Judería
y los Jardines de Murillo. Pueden tomar el bus turístico que los llevará por todas las principales atracciones turísticas que
merecen ser apreciadas.
Agrego que en los alrededores de nuestro
hotel están las mejores tiendas y boutiques de la ciudad.
Eso es cuanto tengo que informarles por
ahora, mis incondicionales compañeros de camino. Los dejo una vez más con una
elegante reflexión, ¡y seguimos en la ruta!
La
mujer bonita es como el arroz pegao (socarrón o, en peruano, concolón), porque
es lo más rico cuando está bien hecho.
¡Buen apetito!
No hay comentarios:
Publicar un comentario