lunes, 13 de agosto de 2012

Barcelona, España


Arribamos a su moderno y cosmopolita Aeropuerto Internacional El Prat después de un atraso de dos horas y media en Venecia por problemas en uno de los motores del Airbus A321 que felizmente se solucionaron, aunque infelizmente no para un buen grupo de pasajeros que perdieron sus conexiones (entre ellos dos familias con vacaciones de una semana en Santo Domingo que debieron pernoctar en la cuidad de Gaudí). 

Nuestro querido Piero Locatelli - entrañable amigo mío y compañero de cuarto durante nuestros estudios en Suiza - nos aguardaba para recogernos y llevarnos por el fin de semana a su casa localizada a 60 kilómetros de la ciudad, en Masia la Planota en Vilobí del Penedès, donde estábamos invitados. 

Vilobí del Penedès

El Penedès, situado en Catalunya, a medio camino entre las ciudades de Barcelona y Tarragona, es considerado - por su clima, ubicación y suelo - un lugar privilegiado en el mundo para el cultivo de la viña. Cuenta con dos denominaciones de origen propias: D.O. Penedès (vinos blancos y negros) y D.O. Cava (vino espumoso). Rodeado de riqueza patrimonial y cultural, es un territorio atractivo y acogedor, lleno de tradiciones y actividades que permiten a quienes lo descubren vivir una experiencia única en el Mediterráneo. 

A menos de una hora desde Barcelona, el paisaje cambia de repente cuando cruzamos la frontera natural del río Llobregat y nos adentramos en el Penedès. Atravesada por la Vía Augusta que comunica con la Tarraco romana y custodiada por multitud de torres y castillos desde numerosas peñas (pinna en latín, origen del topónimo Penedès), la región alberga la mayor extensión de viñedos de toda Catalunya.

Castillo de Olérdola, con Murallas Romanas del sII aC (Via Augusta)

Fue tierra de frontera entre musulmanes y cristianos en los siglos X y XI, y es hoy en día escenario de leyendas, de novelas como La Bodega de Noah Gordon, y de asombrosas tradiciones como Els Castellers o la Fiesta de la Fil·loxera. 

En coche, en bicicleta, a caballo o simplemente paseando, puedes perderte en un mar de ocres y verdes, que mudan con las estaciones del año. Puedes descubrir en sus bodegas, en su gastronomía y en su gente los rasgos de una identidad que tiene siglos de historia. 
El Penedès es, sobretodo, desde su Costa Dorada a la mítica montaña de Montserrat, un lugar para encontrarse y disfrutar. 

Después de cuarenta minutos de camino - y gran parte de ellos por pequeñas colinas - llegamos a la hermosa casa de Piero en la campiña, rodeada de kilómetros de sembríos de parra, olivos y almendros. Realmente un sueño poder vivir en un lugar como este. Encima, levantas un poco la vista y tienes la montaña de Monserrat.

Montserrat

En el corazón de la provincia de Barcelona, en la Cordillera Prelitoral y en medio de un paisaje de montañas de perfiles suaves y gastados, se alzan las audaces e imponentes formas del macizo de Montserrat. Sus elegantes, limpias y cuidadas formaciones verticales son un verdadero desafío a la pesadez y el cansancio del mundo; Montserrat es la victoria de la Vida y del espíritu de la verticalidad sobre la materia caótica, informe y decadente. 

Claire, su esposa inglesa de nacimiento y compañera nuestra también en la escuela en Suiza, nos recibió con un cariño increíble; yo no la veía desde hacía ocho años cuando coincidimos en un almuerzo en el Escorial cerca de Madrid. 

Esa noche cenamos en familia, en la cocina, una magnífica lubina interpretada en una versión de lujo de la famosa moqueca, que es un cocido de pescados elaborado con cebollas, pimiento, tomate y hojas de cilantro y pimienta malagueta, todo ello con aceite de palma y leche de coco. Se prepara lentamente y no se le añade agua. El plato es de origen indígena brasileño y, originariamente, se elaboraba con hojas de diversos árboles. Existen dos variantes de moqueca: la bahiana (procedente del estado de Bahía, en la parte Región Nordeste de Brasil) y la capìxaba (procedente del estado de Espírito Santo, en el sudeste). Es muy habitual en las gentes de ambos estados reclamar para sí la verdadera receta de la moqueca. La diferencia básica de la moqueca bahiana con respecto de la capixaba es la substitución del aceite de palma por urucum. 

A la mañana siguiente Michelle y yo nos fuimos a caminar en ropa de deporte por la campiña, extasiados con tan hermosos parajes de viñedos, olivos y almendros. Como ese paseo abrió el apetito, enrumbamos los cuatro a Vilafranca del Penedès para tomar desayuno y hacer compras en el mercado de la plaza principal ya que almorzaríamos por fin en casa.

Monument Castellers en Vilafranca Penedès

Vilafranca del Penedès es la capital del Alt Penedès y es la capital del vino. Es una de las ciudades medianas mas importantes de Catalunya por su situación estratégica, las buenas comunicaciones y por ser capital de una comarca, el Alt  Penedès, con una fuerte tradición vitivinícola. La producción del vino ha marcado su carácter, su cultura y sus tradiciones. 

Primera parada: Il Caffe, calle Font 4. Especialista en desayunos, tienes que comerte dos baguetinos crocantes de jamón ibérico de nota 35 sobre 20, frotados con tomate y buen café: nada más le puedes pedir a la vida a esta hora... ¡Serás muy feliz como una perdiz!

Pasamos por la tienda Ibericus (es una cadena especialista en jamones) de La Parellada 19, Vilafranca. Compré tres tipos de jamones Pata Negra: Joselito, Cinco Jotas y D.O. de Galán, además de fuet.

Ibericus Gourmet

En el mercado del pueblo: tomates, berenjenas, ajo, quesos, aceitunas, pan campesino, morcillas, chorizos y otros tesoros culinarios para preparar, mezclar, transformar, confitar, para al final comer, tragar, degustar... 

Antes de regresar a la casa se hizo un alto en la Vinateria Inzola, La Palma 27, Vilafranca del Penedès, donde se degustó champán rosé de Albet I Noya, buen tinto Tinell Art Reserva, parmesano, secallona y aceitunas. Precio por siete copas más los piqueos: 23 euros. Un regalo. 

Mientras las chicas se dedicaron a preparar el banquete - que consistiría en pan tomaca, ensalada fresca, escalibada, gazpacho, jamón serrano, aceitunas, anchoas, quesos, mantequilla y pan - nosotros los caballeros nos sentamos en la terraza a disfrutar de un buen par de botellas de vino de la zona, donde se producen excelentes vinos y champanes como los de la familia Torres, Freixinet, etc.

Bodegas de la Familia Torres en Vilafranca del Penedès

Esa noche teníamos reservado el restaurante de los hermanos Adrià, que se llama El 41, adyacente al Ticket. Es más fácil encontrarte un reloj Cartier tirado en la calle que conseguir una reserva allí (que por lo general demora entre tres a cuatro meses obtenerla, con suerte). Este es un pequeño restaurante de los llamados gastro-bares. En este en particular no tienen menú a la carta, más bien te dan de comer 41 tapas maridadas con cocteles a 200 euros la mitra; si quieres vino es otra historia. 

No me lo van a creer, pero nos entró tal flojera de conducir 60 kilómetros sanos de ida y bebidos de vuelta, que decidimos cambiar los planes (dejar El 41 para otra oportunidad) e irnos a rumbear a veinte kilómetros de distancia de la casa de mis amigos en la campiña barcelonesa. 

Previa siesta reparadora y con ropa como para la ocasión, partimos hacia la dimensión desconocida para andar de tapas y bebidas por las calles de la famosa Sodoma y Gomorra catalana.

Amor de Pintxo

Primer Stop: Amor de Pintxo (alta cocina en miniatura), Calle Marqués de Montroig 8, donde por 8.50 euros por persona escoges cinco tapas del menú de pinchos que tienen en exhibición (más de treinta) más una caña bien fría. Picamos de todo: tosta de butifarra negra con huevo frito, humus de atún, cigalas ahumadas; croquetas de queso de oveja, de paletilla de ibérico, de angulas al ajo arriero; empanada gallega, patatas bravas, rabos de calamar, confit de pato, serrano con foie, secreto ibérico, huevos a la cazadora, aceitunas de cinco colores diferentes y otras maravillas. 

Segundo Stop: Eguzki Lizarran Taberna, Calle Sant Pau 3 (tiene un segundo local en Paseo de la Ribera 56-57, en Sitges). Aparte de lo simpático del local encontrarás muy buenos - o los mejores quizá - pinchos, tapas y raciones para picotear de la ciudad, en un horario que va desde las nueve de la mañana hasta la medianoche en punto sin parar. En este local nos regalamos pimientos de padrón, huevos rotos con morcilla y papas, mini chistorras, txacoli y doble vuelta de maltas Macallan.

Eguzqui Lizarran Taberna

Tercer Stop: Restaurante Terraza Los Vikingos, Marqués de Montroig 7 y 9, www.losvikingos.com donde sirven unas excelentes croquetas de ibéricos. 

Cuarto Stop: DSM, Dehesa Santa María, Primer de Maig 3, buen especialista en ibéricos. 

Les paso datos de buenos bares de ambiente por si se animan: 

Yamuna Bar, Platja de Sant Sebastià, Calle Port Alegre 47 www.yamunabar.blogspot.com 

Bar Villages, Road House Disco Club R66 www.r66sitges.com

Sweet Pacha, Av. Port d’Aiguadolc 9 www.sweetpacha.com www.pacha.com

Bar del Sweet Pacha

La mañana siguiente, previo pan con morcilla blanca y copa de fino o rueda de desayuno, nos fuimos a disfrutar de la playa con un sol increíble. Fuimos a Altafulla (Tarragona): ropa de baño obligada y bloqueador porsiaca (ya que el calor estaba potente). El mar increíble, y una buena caña bien helada junto con la agradable temperatura del mar hizo que se pasara el tiempo en un chistar. 

Almorzamos en la playa, frente al mar, en el Restaurante-Bar Voramar (Cal Vitali), Pons d’Icart s/n (Tarragona) que tiene una cocina esmerada-clásica con especialidad en paellas. De picar: gambas al ajillo, puntilletes a la andaluza, cigalitas al jerez y anchoas del Cantábrico. De fondo: arroz caldoso de llamàntol (pariente del bogavante y de la langosta) y una paella negra de padre y señor mío (de cigalas con chipirones) ¡que nos dejó tumbaos! De beber: vino de la región. De fínale: una botánica de Brandy Cardenal Mendoza. Precio por cuatro personas... No lo sé porque fuimos invitados, pero por experiencia me imagino que gastarían unos 250 euros o un poco más. 

Llamàntol: Pariente del Bogavante y la Langosta

Esa noche nuestra anfitriona nos había amenazado con un pasta con anchoas y tomates de receta siciliana y al parecer de factura y sabor de campeonato. Desgraciadamente después de algunas horas de amena tertulia me quedé profundamente dormido. Los demás optaron por dejarme descansar ya que al día siguiente partíamos a Madrid - cuna de las Américas y última parada de esta aventura culinaria - así que ¡muy lamentablemente me la perdí! ¡Será para la próxima esta pasta chuta siciliana!

Pongo aquí término a esta crónica por las afueras de Barcelona, que vale la pena visitar y dedicarle una buena semana para recorrer todo el Penedès, la Costa Dorada, Tarragona...

¡Te extrañaré Barcelona y volveré cuando haya corrida de toros otra vez!

miércoles, 25 de julio de 2012

Venecia, Italia


TRIESTE

Trieste es una ciudad situada en el norte de Italia, a orillas del mar Adriático y hace frontera con Eslovenia. Tiene un clima suave y soleado, menos cuando sopla la Bora, un viento que sopla entre los 80 y los 180 km/h.

Para notar la importancia que tienen para la ciudad el mar y la montaña, no hay más que mirar hacia los dos extremos opuestos: por un lado las colinas del Karst y por el otro el mar de cuya actividad se sufragaron los bellos edificios del puerto, los palacios que hacen de bella cara de Trieste y que animan a recorrer el golfo que protege la ciudad hasta la periferia, y donde el emperador Francesco Giuseppe (el desafortunado Maximiliano Emperador de México) levantó el castillo de Miramare.

Castillo de Miramare

Trieste, una ciudad entre el Carso y el mar, un territorio de frontera, con un ojo mirando el mar Adriático y el otro posado en el promontorio cársico, envuelto del perfume de la “maquia mediterránea”, luminoso y con el cielo limpio, especialmente cuando sopla el viento de la Bora.

Trieste abraza el mar o, mejor dicho, lo cuida como a un huésped al que le ofrece una alfombra roja. Basta fijarse en el diseño urbanístico de la Piazza dell’Unità, cuya fachada se ofrece al mar como si se tratara de un muelle que resguarda los barcos.

Arquitectónicamente los palacios de Trieste hablan en lenguaje neoclásico, liberty, ecléctico y barroco, conviviendo con vestigios romanos, edificios del Settecento y de herencia habsbúrgica.

Cruce de culturas y religiones, en Trieste se percibe esa fusión desde que se llega: la iglesia greco-ortodoxa, la serbo-ortodoxa, la sinagoga, la iglesia evangélica luterana, o la helvética - la más antigua de la ciudad - conviven en una fraternidad que asombra. Esa tolerancia ha provocado una osmosis donde se bebe el Terrano y la Vitovska, se saborean los dulces de tradición eslava o germánica, o las sopas como la jota, para acabar con los sabores del mar: una cocina para descubrir.

Canales de Trieste

Otro de los olores inconfundibles de la ciudad es el del buen café. Los triestinos tienen verdadera pasión por el café y es casi una liturgia acudir a saborearlo a las cafeterías históricas de Trieste donde aún rezuman los rumores literarios de otros tiempos.

Trieste vive de cara al mar y sus gentes aprovechan cada posibilidad para disfrutarlo. La rivera y el litoral con sus playas y estaciones balnearias son frecuentadas todo el año, ya sea para tomar el sol, bañarse o caminar por los paseos marítimos.

Como comenté en mi última crónica, intercambiamos una noche de estadía en Zagreb, Croacia, por acercarnos más a Venecia (que va a ser nuestra próxima aventura viajero - culinario - vacilona), último destino del grupo de exploradores, salvo su usía que todavía peregrinará junto a su bella dulcinea por diez días más por tres ciudades majas de pm: Barcelona, Sevilla y Madrid, donde tenemos un plan ya programado que les contaré en su momento.

A lo hecho pecho, mis queridos ávidos y sufridos lectores. Hicimos la primera parte del viaje recorriendo 160 km para llegar a la ciudad de Rijeka. Arribamos luego a la ciudad de Trieste en tierras azzurras después de cruzar Eslovenia (donde tienes que pasar imigración, aduana y todos los procedimientos de rigor para estos casos). Vale la pena hacer el viaje por caminos rurales, ya que los bosques son alucinantes y te puedes permitir perderte a tu antojo (apagas el GPS); tú eres dueño de tu tiempo y ritmo y eso es oro puro cuando haces turismo.

Nuestro Maria Theresia

Antes de salir del Westin de Zagreb me puse a surfear los hoteles cinco estellas de Trieste y me encontré con el hotel Maria Theresia, ubicado frente al mar en el malecón principal de Miramar y a un precio bastante bueno: 125 euros la noche por una habitación doble con desayuno incluido. Lo reservé a través de la página web Travel Europe que les recomiendo, ya que la misma oferta figuraba en otras webs de buscadores de hoteles, en algunos casos al doble de precio. El hotel, para mi gusto, tiene las habitaciones un poco oscuras, pero para una noche no es gran cosa. Los cuartos bien puestos y, lo mejor, el desayuno en la terraza del piso cuatro del hotel, con una vista al Adriático disfrutando de un buen desayuno... ¡Vale un Perú!


VENECIA

El centro histórico de Venecia está formado por 118 pequeñas islas con más de 400 puentes que las unen y forman un único territorio, dividido en seis antiguos distritos administrativos o “sestiere”, tres a cada lado del Canal Grande. 

El sestiere de San Marcos, con la majestuosa Basílica y el elegante Palacio Ducal, es uno de los lugares con más turistas y el más caro de la ciudad. Al norte de San Marcos está el sestiere de Cannaregio y al este el de Castello; los dos son barrios residenciales, tranquilos e interesantes de ver.

Plaza San Marcos, 1760

En el otro lado del Canal Grande, están los sestieri de Dorsoduro, Santa Croce y San Polo, éste último es el más vivo y comercial en esta parte del canal. Cada sestiere tiene sus particularidades y es interesante descubrirlas, por eso les aconsejamos, dependiendo del tiempo que tengan, que los visiten todos para que descubran sus encantos.

Para orientarse por las muchas callejuelas de Venecia es fundamental que tengan un plano detallado de la ciudad. En Venecia las direcciones tienen el nombre de la calle, el nombre del sestiere y el número cívico, y los tres son indispensables para encontrar la dirección, si no, es casi imposible. Es fácil perderse, pero también es fácil volver a encontrar el camino gracias a los muchos carteles que el ayuntamiento ha puesto en los puntos principales de la ciudad.

Carnaval de Venecia

Venecia es un destino turístico todo el año. La estación con más turistas es de abril a octubre, sobre todo en los meses de julio y agosto. En este periodo es casi imposible encontrar un hotel si no se ha reservado. 

Carnaval y Navidad también son periodos con muchos turistas, pero permiten disfrutar de la atmósfera de la ciudad con un clima invernal fresco. El mejor periodo del año para evitar las masas de turistas y disfrutar mejor de Venecia, con un clima agradable y tranquilo, son las semanas antes de Semana Santa, porque noviembre y diciembre son meses más problemáticos por el clima (que puede ser frío y lluvioso). 


Hay que tener en cuenta que el fenómeno de la marea alta suele producirse entre octubre y marzo y que ofrece una inolvidable imagen de Plaza San Marcos cubierta de agua.

Enrumbamos a Venecia como a las ocho y media de la mañana sobre la Autopista A7 que te lleva en dos horas (160 km) directo a la ciudad de los canales. Aquí quiero aconsejarles sobre los procedimientos de cómo llegar y cómo manejarse al arribo.

1.- Si llegas en auto con entrega final del vehículo alquilado (Europa, Hertz, etc.) en esta ciudad y tienes mucho equipaje, como en el caso de nosotros cuatro (treinta días viajando), lo mejor es que te dirijas al Aeropuerto Marco Polo (diez kilómetros antes de Venecia) para que dejes todo el equipaje que no sea esencial (quédate con tu carry) en la custodia de equipajes localizada en el primer piso del aeropuerto (llegadas) al fondo a la izquierda, donde por seis euros diarios por maleta te la cuidarán sin problema alguno.

2.- Si tienes que entregar tu automóvil en el aeropuerto, lo haces y de ahí tienes algunas opciones interesantes como:

A.- Tomarte un bote-taxi privado como para cuatro personas que te llevará a tu hotel (si es que tiene parqueo acuático) por 110 euros.

B.- Tomarte el bus en la zona de llegadas, que te llevará a la Piazza di Roma que es el punto más cercano antes de entrar a la ciudad (toma un poco de tiempo y hay horarios). Allí nuevamente puedes tomar un taxi-bote (70 euros x cuatro personas con equipaje ligero) o el transporte bus público que tiene varios recorridos y te acercará a los paraderos fijos más cercanos a tu hotel.

C.- Tomarte un taxi (auto) por 110 euros hasta la Piazza di Roma. Llega súper rápido. Luego, optar por una de las dos opciones anteriores.

D.- Lo que hicimos nosotros: dejar todo el equipaje pesado en el aeropuerto en custodia, ir en el auto alquilado hasta la Piazza di Roma, entregarlo en la agencia (todas tienen oficinas en la plaza), cruzar veinte metros hacia la estación de taxis y tomar un bote, en nuestro caso directo a la puerta de nuestro hotel (Palacio Danieli) por 70 euros.

Hotel Danieli, Venecia

Asomándose a las islas de la laguna, el Hotel Danieli se encuentra en una de las posiciones más exclusivas de Venecia, a pocos pasos de la Plaza de San Marcos, una ubicación cómoda cerca de las tiendas, los museos y los atractivos principales de Venecia. 

Encantador y lujoso, el Hotel Danieli se compone de tres espléndidos palacios venecianos de los siglos XIV, XIX y XX. El interior del hotel está decorado ricamente con lámparas de cristal artesanal de Murano, preciosos tejidos y tapicerías, columnas de mármol trabajadas a mano y refinado mobiliario de época. El Restaurante Terrazza Danieli, completamente renovado y colocado en el último piso del Palacio Danieli Excelsior, brinda a sus huéspedes un panorama inolvidable de Venecia: la misma vista que tenían los nobles venecianos cuando vigilaban hace tiempo la llegadas de los barcos cargados de mercancías orientales. Un escenario romántico rico de historia que despertará todos tus sentidos. 


Arrigo Cipriani, Propietario del Harry's Bar

Efectuado el check-in de una de las dos habitaciones (ya que la mía recién me la iban a entregar a las cinco de la tarde, con up-grade ofrecido y cumplido por la demora) y siendo hora de restaurarnos, nos fuimos al famoso Harry's Bar de Venecia (harrysbar@cipriani.com), que tiene en esta ciudad dos locales: el primero en el Hotel Cipriani, al costado de la Plaza San Marcos y al costado de nuestro hotel también; el segundo es el Harry's Dolci en Guidecca (harrysdolci@cipriani.com). Tiene también otros locales en otros países, como el de París (que conocemos, al igual que el de Londres), el de Hong Kong, Estambul, Abu Dhabi y cinco en New York (comenzando por el de Wall Street - mi preferido - el de Grand Central, el de West Broadway, el de la 5ta Avenida con la 59-60 St., y el del East (que le dicen Le Specialità, lespecialita@cipriani.com). Arribamos como a las dos de la tarde. Estaba full el primer piso. Nos dirigió el Maître D al segundo nivel, donde las mesas son más elegantes y el servicio es también para almorzar y beber... y por supuesto más caro (ojo, tengan cuidado).

Comenzamos por ordenar lo mejor que hace esta casa, bloody mary (18.50 euros el vaso pequeño) y el Manhattan (mismo valor que el anterior) que vino acompañado de macadamias y pistachos tostados.

El Carpaccio del Harry's Bar

De almorzar se pidió el tradicional Carpaccio Harry's Bar de entrada (este señor Cipriani fue el inventor del carpaccio, por algo 52 euros la porción) y de fondos un tagliolini gratinado (35 euros), una milanesa con spaghetti al burro (58 euros) y una sepia al nero (calamares en su tinta, a 58 euros la porción).

Antes de que nos trajeran los platos principales nos sirvieron unos panes de hojas y otros de migas calientes ¡con una mantequilla de horror! Estaba de buena que, con propiedad, la puedo comparar con la que sirven en el Market en los Campos Elíseos: es decir, las dos mejores mantequillas del mundo en dos excelentes restaurantes. La devoramos y pedimos bis en dos oportunidades más…

Toda la comida estuvo buena y a la altura de la fama y calidad de los restaurantes del Sr. Cipriani, a quien tuve la suerte de encontrarme en el restaurante.

No puedo terminar de relatarles este almuerzo sin decirles que lo mejor fue sin lugar a dudas los spaghetti con mantequilla que vinieron de guarnición en la milanesa de ternera; eran de pasta fresca recién hecha, delgados, artesanales, con la mejor mantequilla posible. Al probarlos nos pasó de vueltas a todos e inmediatamente pedimos una porción adicional para disfrutarla... ¡Qué tal manjar para nuestras papilas gustativas! Nunca habíamos comido una pasta tan sencilla y tan sublime, lo que refuerza mi teoría de que la mejor y más sabrosa cocina es la más simple.

Para complementar se terminó la cena con tres grapas y dos cafés, para pagar finalmente 475 euros por una entrada, tres platos de fondo y seis cocteles. Hay que tener cuidado: no es un restaurante barato; muy por el contrario, es extremadamente caro, así que ¡atención a la paloma! Recomiendo que vayan, se sienten en el primer piso, se pidan un aperitivo y coman sin lugar a dudas ni vacilaciones los spaghetti con mantequilla... ¡los mejores del mundo! y nada más.

Como estábamos un poco cansados decidimos ir al hotel a encontrarnos con Jani y Eduardo que estaban desde el día anterior en la ciudad para programar la cita nocturna.

Trattoria do Forni, Calle Specchieri

Nos encontramos todos en el bar del hotel para disfrutar de una amena tertulia, así como buenos aperitivos italianos que pusieron en Fa a todos los presentes. Como no podía ser de otra manera, el Maestro Consejero Espiritual y Dirigente Culinario - nuestro querido y estimado Edi - ya había, después de una larga pesquisa, reservado la cena en uno de los mejores restaurantes de la zona: un especialista en pastas con pescados y mariscos de nombre y apellido Trattoria do Forni, en San Marco, Calle Specchieri 468/457 (www.doforni.it). Sus especialidades en pastas incluyen preparaciones de spaghetti con nombres emblemáticos: la Serenissima (vongole y zucchini), a la Scogliera, el Silvestri (con mejillones), a la Isolana (de legumbres), el vermicelli de ajo pimiento, a la Eligio (con cigalas y espárragos), sus linguine al tintorello con bogavante, el Pezzuto con jamòn San Danielle y arroces como el Tiziano (con champán y cigalas) entre otros más que no recuerdo en este momento pero estoy seguro de que los deleitarán en su próxima visita a este buen establecimiento.

Spaghetti alla Scogliera

De picar hubo gambas con aceite y limón, vieras Casanova, espuma de bacalao en mantecado, trucos de jamón serrano, calamares fritos y, de fondo, pastas seleccionadas de lo antes aquí descrito; buen vino Pinot Grigio Mario Schiopetto.

A la mañana siguiente tomamos un ligero desayuno de jugo y un entremés en una de las innumerables tabernas que hay por las cercanías, ya que nos habían programado una visita a Murano: la fábrica de cristal Signoretti, donde pasamos un rato muy agradable a la vista y el alma pero muy duro para la billetera, ya que compré dos esculturas de artistas famosos que adornarán mi casa de playa (un velero) y la de Lima (la cara de Maria Teresa de Picasso, que la verdad es un sueño de arte y belleza). Quedamos muy felices y me imagino que el vendedor también.

En su momento de máxima prosperidad la isla fue designada como la sede principal de la industria del arte de vidrio debido a dos razones: la isla está posicionada a favor del viento con respecto a Venecia, por lo tanto los hornos no contaminan el aire de la ciudad; en segundo lugar, para evitar el peligro de incendio en la zona central de Venecia.

Cristalería de Murano

Murano realmente se compone de seis islas unidas por puentes y tiene unos 6.000 habitantes. Muchas tiendas organizan visitas gratuitas de demostración sobre cómo se hace el cristal, aunque cuidado porque te acabarás llevando algo. Existe incluso un museo del cristal.

Entre la variedad de lugares a conocer durante la visita a la isla, te recomendamos principalmente los siguientes:

Iglesia de Santa Maria y San Donato

Iglesia de San Pedro Mártir

Iglesia de Santa Maria degli Angeli

Palacio de Mula

Museo de Cristal de Murano en el Palacio Giustinian

Faro de Murano

Museo de Arte Contemporáneo Berengo


BURANO

Se encuentra situada al norte de la laguna, muy cercana a Torcello, y es conocida por la producción de encaje de hilo. La isla, con más de 4.000 habitantes, posee un inclinado campanario que se ve desde la lejanía.

Turísticamente hablando, Burano es famosa por sus casitas de colores. Los vecinos están obligados a pintar sus fachadas cada poco tiempo. Existe la leyenda de que las casas son de colores porque los marineros las pintaban así para poder llegar hasta ellas los días de niebla.

Para visitarla sólo son necesarias una o dos horas, ya que es una isla muy pequeña. Llegar desde Venecia te llevará unos 45 minutos en vaporetto.

Colorido Burano

Teníamos reservado el almuerzo en la famosa Trattoria al Gatto Nero da Ruggero, vía Giudecca 88, (www.gattonero.com). Nos sentaron en la terraza mirando uno de sus varios canales y nos ofrecieron una copa de espumante.

De almuerzo: el Antipasto Degustazione (en tres tiempos te ofrece tres platos con los mejores mariscos) y carpaccio de pescado de la zona, para proseguir con un risotto a la buranella que se hace con caldo de un pescado llamado paganel (muy suave y muy sabroso) y es la especialidad del local. Además, pappardelle con scampi y ricota ahumada, unos tagliolini alla grancevola con araña de mar, y unos sublimes spaghetti alla scogliera (que vienen con frutos del mar).

La casa también es especialista en pescados como la anguila, el turbot, el dover sole, corvina del mediterráneo, sardinas, rape, lubina, etc. Pueden venir asados o a la grilla. De tomar: Pinot Gris Lis Neri 2009. Precio por cuatro personas, con café: 169 euros.

Esa tarde disfrutamos de la vista que ofrece la terraza del Hotel Danieli, de las pequeñas compras en las calles que rodean la Plaza San Marco, de sus magnificas cafeterías (donde puedes tomarte un apero o un breve snack, siempre poniendo atención a los precios ya que todo es muy caro en esta zona altamente turística). Cada cafetería-restaurante tiene música clásica en vivo para escuchar y te incluirán 6.50 euros por persona en tu cuenta por ello.

Más tardecito paseamos por un par de bares que voy a recomendar: Bar Americano, San Marco 302 y Eddy Bar, en el 607/680 de la misma calle. Ambos son perfectos para abrir el apetito cuando estás esperando la hora para tu reserva en ese restaurante de la última cena antes de partir de Venecia.

Osteria San Marco

El nuestro se llama Enoteca Osteria San Marco, 1610 - San Marco (www.osteriasanmarco.it) donde uno disfruta de la auténtica cocina de cantina regional. La experiencia fue increíble: me comí los mejores bucatini alla vera amatriciana (salsa de tomate picante con panceta) de varios lustros que recuerde; Michelle comió unas tagliatelle verdes con vegetales, cumplidoras; Manolete pidió unos spaghetti con vongole y botarga, y Flor unos muy buenos ravioles de ricotta con salsa de pomodoro. De beber: vino de la casa. Precio por cuatro personas: no lo sé porque fuimos gentilmente invitados.

Y aquí se acaba Venecia. Fueron dos días intensos y muy cortos. Esta ciudad (que he visitado en dos oportunidades anteriores) se merece al menos cuatro días para apreciarla. Mañana nos embarcamos como al mediodía hacia Barcelona donde nos espera otra aventura…

Arrivederci!


domingo, 15 de julio de 2012

Zagreb y Rijeka, Croacia

Los croatas son un pueblo de origen incierto. Existen tres teorías con respecto a dicho origen: eslavo, germánico o persa. Lo que sí es seguro es que los croatas emigraron de su lugar de origen hacia la región de la actual Galicia alrededor del siglo III. Posteriormente volvieron a emigrar y se establecieron en la actual Croacia durante el siglo VII. A partir del siglo IX, Croacia se convirtió en uno de los reinos más poderosos de la región, combatiendo con éxito a ávaros, búlgaros y magyares. En 1102, a raíz de una unión nupcial, los croatas aceptaron formar un reino conjunto con Hungría. Hacia mediados del siglo XIII, el reino húngaro fue fuertemente impactado por la expansión otomana, la cual llevó al parlamento croata (Sabor) a invitar a los Habsburgo, bajo el reinado de Fernando I, a asumir el poder sobre Croacia. El reinado Habsburgo eventualmente probó ser exitoso combatiendo a los otomanos y, hacia el siglo XVIII, gran parte de Croacia se encontraba libre del control turco, mientras que parte de Dalmacia permaneció bajo el control de Venecia.

Mapa de Croacia

En 1868, Croacia ganó autonomía nacional a la vez que permanecía bajo autoridad húngara. Luego de la Primera Guerra Mundial y la caída del Imperio Austrohúngaro, Croacia se unió al Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (el cual se convirtió en Yugoslavia en 1929). Yugoslavia fue invadida durante la Segunda Guerra Mundial y Croacia fue convertida en un estado-títere fascista bautizado Estado Independiente de Croacia. Tras la derrota de las fuerzas del eje, Yugoslavia se convirtió en un estado socialista independiente y federal bajo la mano fuerte de Josip Broz Tito.

Cuando Croacia declara su independencia de Yugoslavia en 1991, los habitantes serbocroatas (que habitaban las regiones de Krajina y Eslavonia) se niegan a secundar la secesión de la República Federal Yugoslava y, apoyadas por el ejército federal yugoslavo, se independizan de Croacia como la República Serbia de Krajina. Tras cuatro años de luchas esporádicas, el gobierno croata logra desalojar a gran parte de las fuerzas serbias en Krajina (1995). La recuperación por el gobierno croata de la Eslavonia Oriental se lleva a cabo pacíficamente y de manera negociada con Belgrado en 1998 bajo la supervisión de las Naciones Unidas.

Vista Aérea del Parque Nacional Brijuni

Croacia - que se encuentra en la orilla nororiental del mar Adriático - linda con Eslovenia y Hungría al norte, con Serbia y Montenegro por el este, y con Bosnia-Herzegovina al sur y al este. Esta república dobla en tamaño a Bélgica y se encorva como un búmeran desde las llanuras de la Panonia de Eslabona, a través del centro montañoso, hasta llegar a la península de Istria y la accidentada costa adriática. El extremo septentrional de la costa croata, incluida la ciudad de Dubrovnik, está separado del resto del país por una saliente de Bosnia-Herzegovina.

Las Playas de Croacia

La principal atracción turística de Croacia la constituyen sus playas. El país está formado por 1,778 kilómetros de línea costera (5,790 kilómetros si se incluyen las islas). Sin embargo, la mayoría de su litoral consta de grandes guijarros en lugar de arena. Las islas son tan bellas como las helénicas; existen 1,185, pero sólo 66 están habitadas. Croacia cuenta con siete excelentes parques naturales: Brijuni, cerca de Pula, es el que está cultivado con más ahínco; destacan sus bien conservados bosques de encinas mediterráneas. El montañoso Parque Nacional de Risnjak alberga linces, mientras que los frondosos bosques del Parque Nacional de Paklenica están poblados de insectos, reptiles y aves, entre ellos el buitre leonado, en peligro de extinción. En el Parque Nacional de Plitvice se pueden encontrar osos, lobos y ciervos. El clima varía del mediterráneo de la costa adriática al continental del interior. Las soleadas zonas costeras ofrecen veranos cálidos y secos e inviernos suaves y lluviosos. Las montañas altas de la costa actúan de escudo impidiendo que lleguen los fríos vientos del norte; esto hace que los croatas disfruten de una primavera temprana y de un otoño tardío. En Zagreb, las temperaturas medias alcanzan los 27ºC en julio y descienden hasta los 2ºC en enero.

El Diana Bar de Nuestro Westin Zagreb

Llegamos procedentes de Budapest - en tan sólo tres horas de magnífica autopista - al Westin Zagreb, hotel en pleno centro de la ciudad y uno de los tres mejores hoteles de la ciudad. Está muy bien ubicado, cerca del casco antiguo de la ciudad. Nos atendieron en la recepción muy bien y quedamos alojados en el piso 14, reservado para los VIP de la cadena, ¡como nosotros!

Acogedora Terraza del Restaurante Kaptolska

Como era hora de almorzar nos tomamos un taxi a un restaurante llamado Kaptolska www.kaptolska-klet.hr que nos fue recomendado por el personal de la recepción del hotel con mucho acierto, pues almorzamos muy bien, excelente comida típica croata que les relataré: dos fuentes de quesos del lugar; la primera, cuatro bolas de helados de quesos crema aromatizados con clorofila de arúgala y semillas de zapallo; otra fuente de quesos fuertes, alguno de ellos picante. De platos principales: una ternera arrebozada rellena de jamón con papas soufflé, fuente de cordero a la parrilla con papas en gajos fritas en manteca (muy buenas), un risotto negro de sepia de su costa mediterránea, y yo dos filetes de pescado blanco del Adriático con acelgas. De guarniciones: pimientos con ajo, tomates y vino húngaro. Precio por cuatro personas: 110 euros. Para una excelente cocina típica Húngara, se los recomiendo si vienen por estos lares. No olvidar de pedir un plato por cada dos personas ya que son gigantes… Esta gente no come, ¡traga!

Cordero a la Parrilla en el Kaptolska

Habíamos tomado un taxi en la puerta del hotel por 200 kunas la hora, que son como 28 euros. Así que, después del almuerzo, nos llevó por dos horas más y a un coste total de 45 euros (incluido el tiempo de espera mientras almorzábamos) a pasear por todo lo que hay que pasear en la ciudad: la Catedral, El Parlamento, el Casco Antiguo y la parte nueva de la ciudad (que es pequeña, sólo viven un millón de personas de un total de cinco millones que tiene el país (es del tamaño de Piura).

Casco Antiguo de Zagreb

Esa noche habíamos acordado encontrarnos todos a las diez y media para tomar un drink en el bar del hotel y salir a cenar al restaurante Carpaccio www.ristorantecarpaccio.hr en 14, Teslina, Zagreb, que era nuestra segunda opción, ya que en el primero - que se llama GALLO www.gallo.hr - se acababa de ir el chef cansado de esperarnos. Así que ni modo, dejamos de lado la primera recomendación del Guest Relations Manager del Westin. Antes de llegar al restaurante hicimos una pascana en el Ugostiteljski Obrt Rock and Roll Bar.

Restaurante Carpaccio

De tomar, ya en el restaurante, pedimos vino Húngaro Cabernet Sauvignon de nombre Roxanich, y Chardonnay Krauthaker; el tinto, de primera. De picar: nuevamente quesos croatas y minestrone de verduras. De platos: yo pedí un carpaccio de pez espada a la naranja (muy rico), carpaccio de carne, saltimbocca alla romana, tagliatelle con ragú de cordero, linguine con pesto a la genovesa, risotto verde y ensaladas. De bajativo: un aguardiente llamado travarica, fuerte pero efectivo para la digestión. Precio por seis personas: 200 euros (con tres botellas de vino).

La noche terminó en el casino del hotel, donde recuperamos la inversión que habíamos realizado en el restaurante, así que se durmió y se soñó con los angelitos.

Fructífero Casino Cezar del Westin Zagreb

Temprano por la mañana Eduardo y su esposa partieron hacia Venecia para ganarle un día y nosotros cuatro hicimos nuevamente un paseo en taxi por la ciudad. Como al mediodía decidimos hacer check-out para irnos a dormir esa noche a Trieste - que está cerca de Venecia (160 kilómetros) - y no tener que manejar al día siguiente temprano más de 400 kilómetros de un solo tirón… Pero como no queríamos tampoco andar a la carrera, decidimos almorzar en Rijeka.

Rijeka es una localidad bañada por el Mar Adriático y emplazada en la desembocadura del río Rijeka, 129 kilómetros al sudoeste de Zagreb. Su situación estratégica fue foco de una disputa internacional durante la Primera Guerra Mundial debido a que su población es una mezcla de yugoslavos e italianos. Antes de la Primera Guerra Mundial pertenecía al Imperio Austrohúngaro. De 1920 a 1939 fue la Ciudad Libre de Fiume.

La ciudad quedó anexionada a lo que fue Yugoslavia en 1945 y creció rápidamente como principal puerto del país y centro de construcción naval. En 1991 se incorporó a Croacia, por lo que en menos de ochenta años ha pertenecido a cinco estados distintos.

Centro de Rijeka, Principal Puerto de Croacia

Su magnífica posición en la bahía Bakar, sus buenas carreteras, comunicaciones ferroviarias y el suministro pleno de energía hidroeléctrica proveniente de las montañas Gorski Kotar, han impulsado sus industrias, que son, entre otras: ingeniería, madera procesada, papel, tejidos, alimentos y la refinería de petróleo.

Rijeka es también un importante centro turístico debido a la proximidad a algunas islas adriáticas como Krk (Veglia) y hoy en día su aeropuerto constituye uno de los más importantes de entrada al país.

Nuevamente en una magnífica autopista y con vistas de bosques y montañas, llegamos a este puerto. Paseamos en el auto por los alrededores y, preguntando a los locales, llegamos al Restaurante Forum Feral www.konoba-feral.com en la calle Matije Gupca 5 b. Dejas tu auto en el parking del puerto y caminas tres cuadras pequeñas para encontrarte esta joya de restaurante que vende todos los productos marinos que recogen del Adriatico: calamares, pulpos, choros, cigalas y muchas variedades de pescados. Su sistema te permite escoger lo que desees de su vitrina; te lo pesan y te lo preparan como tu quieras. A ese sistema - que usamos para el pedido de calamares y pescado - le agregamos un chilcano de pescado, un guiso de papas con bacalao, un antipasto marino de todas sus propuestas, una pasta con choros y verduras a la parrilla… Súmenle un litro de vino blanco local, más un pastel de manzana. La cuenta para cuatro personas: ¡35 euros! Un regalo, y almorzamos muy bien.

Ambiente Interior del Forum Feral en Rijeka

Partimos hacia Trieste pasadas las cinco de la tarde, para cruzar Eslovenia antes de entrar a Italia. Si van, escojan lo que hicimos nosotros: tomar las rutas rurales que te llevan por caminos pequeños entre pueblos muy bonitos y llenos de vistas que parecen postales. Calcular unos 80 kilómetros de camino.

Aquí termina esta parte de la ruta por los países del este de Europa. En la próxima crónica relataré Venecia, Barcelona y Madrid… ¡Vamos treinta días viajando!

Arrivederci!

domingo, 8 de julio de 2012

Bratislava y Budapest

Salimos del Marriott de Viena camino a Budapest, Hungría, que queda a 270 kilómetros de distancia. Como parte del paseo de este día hicimos un alto en Bratislava para conocer su castillo y su ciudad, distante 80 kilómetros de Viena y 190 de Budapest. Allí disfrutamos de un alto antes de proseguir a Hungría.

Castillo de Bratislava

Eslovaquia es un pequeño país en el corazón de Europa central. La historia del país es la historia de un cruce importante de distintas culturas. Los eslovacos llegaron a Europa central a principios del siglo VI, sin embargo hasta el siglo XX (dejando de lado por un momento la Gran Moravia) no formaron un país independiente. A pesar de esto los eslovacos conservaron su idioma, sus costumbres, sus comidas, etc. El folclore eslovaco es muy rico, hay festivales al aire libre desde la primavera hasta el otoño.

Es un país lleno de bosques, de castillos y otras atracciones, un país en una etapa de gran crecimiento económico. La capital está siendo descubierta por los turistas que hasta hace poco la dejaban de lado. La ciudad fue lugar de coronación de los reyes húngaros durante casi 300 años y fue la ciudad preferida de María Teresa de Austria. El casco antiguo de la ciudad es todo zona peatonal, lleno de palacios, fuentes y estatuas, con cafés y terrazas en sus calles.

Centro de Bratislava, Capital de Eslovaquia

Después de disfrutar de este pequeño país y de dos horas de camino en excelentes autopistas, llegamos a la mítica ciudad de Budapest. Nos quedaremos por los próximos dos días alojados en el Palacio Adrià, que hoy alberga al súper lujoso hotel Le Meridien. Conseguí, a través de mi amigo Manuel de Vasconcelos (Director General de la cadena, hoy con nuevas oficinas en el hotel Le Meridien en Mónaco), unas excelentes habitaciones con una tarifa de regalo para todos los viajeros… ¡Provecho para todos!

Le Meridien de Budapest

Esa noche nos tomamos unas copas en el bar del hotel y proseguimos al restaurante Rezkakas Bistro www.rezkakasbistro.hu recomendado por la recepción del hotel. En un ambiente elegante disfrutamos de lo mejor de la cocina típica húngara: pedimos la famosa sopa goulash de papa, carne y pasta; unos panqueques rellenos de una mousse de carne; ternera con pasta húngara; unas chuletas de cordero arrebozadas buenísimas; lomo de ciervo con croquetas y foie de ganso con frutos salvajes. De tomar, buen vino húngaro Tokay Dry para comenzar y seis plutoniums para finalizar. Precio por cuatro personas: 150 euros.

Camino al hotel pasamos - atendiendo una invitación - por el Casino del Hotel Intercontinental, pero sólo nos quedamos poco tiempo. Justo antes de arribar comenzó una tormenta de truenos y lluvia que nos obligó a refugiarnos en un bistró llamado Boom & Brass Etterem, donde haciendo tiempo disfrutamos de deliciosos postres y vino dulce húngaro ¡el famoso Tokaji! hasta que pasó la tormenta que arrecio muy fuerte por casi una hora. 

El Ice Tea del Boom & Brass

Hoy domingo 10 de junio comenzamos por el buffet del desayuno en el restaurante principal del hotel. Mobiliario muy francés con ocho áreas dispuestas para la guerra matutina: área de panes (más de veinte variedades); área de embutidos (entre ellos el famoso salame húngaro), salmones, jamones pata negra de 18 meses de guarda, quesos cremosos y añejos adornaban la segunda área; un área de frutas frescas y lácteos de toda índole; área de champagne, vinos, jugos, aguas naturales y aromáticas; área de buffet caliente con diez opciones; área de huevos y cremas como la holandesa, la chorón o la béarnaise; área de cafés de diferentes regiones del orbe y, la última, de verduras y ensaladas… ¿¡Cómo creen que terminamos!?

Exteriores de los Baños de Szechenyi

Salimos a las once de la mañana para tomar un tour que en dos horas y media nos dio una lamida a la ciudad. Paseamos por la Casa de la Ópera la Plaza de los Héroes, el Zoológico, Los Baños de Szechenyi, el Castillo de Vajdahunyad, el Hotel Hungaria, el Café New York, el Astoria, la Sinagoga, las Colinas del Gellért, la Citadella, el Puente de Cadenas, el Castillo Buda, el Bastión de los Pescadores y el Parlamento (que es imponente). Duración de este paseo: Tres horas. Costo por persona: 20 euros. 

Casablanca Club

Almorzamos en un restaurante de cocina húngara de nombre Rick's Kft. Casablanca Club, en el 1052, Váci Utca 30. Comimos muy bien: sopa goulash de carne muy buena, frijoles con huevo (que pedí yo) más salchichas vienesas, pechuga de pato con col morada, varios goulash de plato principal con puré, y una parrilla (piedras calientes) con trozos de cerdo de raza Mangalica (se parece al carnero, ¡tiene esa piel con lana!) cocido a la manera de los monarcas húngaros y acompañado de papas nativas locales. De tomar: vino húngaro bastante bueno. Precio por seis personas: 150 euros.

La Especialidad Típica de Cerdo Mangalica y Papas Nativas

Esta noche tomamos un crucero nocturno de una hora y media por el Danubio. Tienes la opción de cenar o de sólo paseo y dos copas, que fue lo que optamos nosotros por algo más de 25 euros por persona. Vale la pena y lo recomiendo de todas maneras. La vista de los atractivos iluminados es otra cosa, mariposa: el Parlamento, el Castillo Buda, la Citadella, etc. lucen mágicos de noche. Además, es un paseo en un barco con todas las comodidades y si te toca buen tiempo nocturno, como en nuestro caso, la pasas bien en la cubierta de proa o popa.

Abrigados Cerdos de Raza Mangalica

Quiero recomendar cosas que hacer en Budapest:

No dejar de ir a los baños termales más famosos de Europa. Tienen dos: el Széchenyi Bath y el Gellért Bath, ambos espectaculares. El primero es el más grande de Europa con tres piscinas exteriores y quince dentro de su recinto. 

Restaurantes y bares adicionales : 

Mix Club Bar www.mix3.hu Como el nombre lo dice, es un mix de club, bar y restaurante. 

Nobu: Está en el hotel Kempinsky, al costado de nuestro hotel Le Meridien. 

Le Bourbon www.lebourbonrestaurant.com Recomendado por la guía Michelin 

Araz Restaurant www.araz.hu Cocina húngara en ambiente déco. 

Spoon www.spooncafe.hu Bote de lujo para pasear y comer por el Danubio. 

Trofea Grill www.trofeagrill.eu El mejor buffet de Budapest. 

Vèndiàk www.vendiaketterem.hu El mejor café-bistrot de Budapest a precios razonables. 

Japan Massage Salon Budapest www.japanmassage.hu Ustedes entienden. 

Marilyn Light & Night Club www.marilynbar.com Bailarinas húngaras. 

El Danubio, fuente de inspiración para numerosos artistas, separa con su inmensidad Buda y Pest, dos grandes ciudades que hoy se unen para formar una de las capitales europeas de mayor importancia. Enormes puentes unen ambas orillas acercando Buda (la antigua sede real y zona residencial más elegante) y Pest (corazón económico y comercial de la ciudad). 

Budapest es conocida como "La Perla del Danubio" y es visitada por más de seis millones de turistas cada año.

Parlamento de Budapest, La Perla del Danubio

“Budapest, la ciudad más hermosa del Danubio”. Con esa frase describe Budapest el escritor polaco Claudio Magris, ganador del Premio Príncipe de Asturias y viajero a lo largo de toda Europa.

Para nosotros, Budapest siempre será una grata sorpresa. Hemos leído mucho sobre la ciudad, de la supuesta poca amabilidad húngara, de la necesidad de restauración de los edificios y de muchos otros temas. 

Cierto es que no es una ciudad tan "de cuentos" como Praga, pero lo que nos diferencia a los viajeros de los turistas es la capacidad para ver más allá y encontrar la belleza de una ciudad detrás de las fachadas. 

Una muy grata experiencia en Budapest, que nos vemos obligados a dejar para emprender rumbo a Croacia. 

¡Sígannos los buenos!

sábado, 30 de junio de 2012

Viena, Austria


Salimos de Praga pasado el mediodía, después de recoger una camioneta VW Sharan en la que muy cómodos, relajados y de buen humor, enrumbamos por la autopista hacia Viena, a 250 kilómetros aproximadamente. Llegamos al Marriott en pleno centro de la ciudad y a muy poca distancia de las principales calles y atracciones de la ciudad.

Nuestro Marriott en Viena

Viena tiene algo que engancha: es antigua y moderna a la vez. Viena es gastronomía: su mezcla de culturas genera una gran variedad de platos procedentes de todas las cocinas del mundo; sus deliciosos pasteles y un buen café completan la oferta. Viena es música: cuna de grandes compositores como Strauss, Beethoven o Mozart y morada de la afamada ópera. Viena es cultura: tienes más de cien museos entre los que elegir.

Viena es una ciudad con un encanto especial, el perfecto escenario de muchos recuerdos que no podrás olvidar. En tu viaje podrás disfrutar de una tarde tranquila en la ópera, de un paseo por su casco antiguo bajo la atenta mirada de la catedral, o bien tomarte un café vienés acompañado de un pedazo de la deliciosa tarta Sacher, o de una salida de bares cosmopolitas de los que doy fe.

Tarta Sacher

Esa primera noche Michelle y el que escribe nos fuimos a pie a explorar los alrededores para poder planificar un buen día siguiente. Conocimos primero un pequeño restaurante llamado Lucky's Matchbox, en el 1 Rotenturmssrtabe 12 (la avenida de los restaurantes, bares y comercio ficho) en el que pasamos un agradable momento. Caminamos por largo tiempo simplemente disfrutando de la noche y lo complementamos con una pequeña visita a un casino y muy buenas salchichas y chorizos vieneses en uno de esos kioscos ambulatorios típicos de las ciudades germánicas… ¡Y a dormir que ya hicimos el plan para mañana!

Típico Kiosko de Comida Callejera en Viena

Al día siguiente dividí el día en seis etapas o planes por hacer. Lo primero fue fitness room con masaje y jacuzzi en el hotel. Segundo plan, una visita a la Escuela de Equitación Española de Viena, donde se puede ver los famosos caballos por las mañanas, de lunes a viernes; el fin de semana hay show. Paso a relatar un poco de su historia:

Lipizzaner en Exhibición

La corte imperial austriaca sentía verdadera devoción por la cría y doma de caballos de raza. A finales del siglo XVI el Archiduque Carlos fundó el picadero de Lipizza, que posteriormente se trasladaría a territorio yugoslavo. De hecho, de aquí son originarios los caballos lipizzaner. Los primeros caballos llegaron desde España, así que es este origen el que explica el nombre de la escuela. Tras la independencia de Yugoslavia se trasladó Lipizza a la región de Estiria, donde mantienen la tradición de cría. Los caballos son negros al nacer y a los ocho años se vuelven blancos.

Palacio Imperial de Viena

Como la escuela forma parte del Palacio Imperial, decidimos visitar el Museo de los Tesoros que forma parte del Palacio y parte también de nuestro segundo plan del día.

La Cámara del Tesoro más importante del mundo es sorprendente: aquí, en la parte más antigua del Palacio Imperial (siglo XIII), no sólo verás la corona imperial del Imperio Sacro Romano (hacia 962) y la corona del Emperador austríaco (1602), sino también el tesoro de los Borgoñón del siglo XV y el tesoro de la Orden del Toisón de Oro.

La Cámara del Tesoro

En esta cámara hay expuestos valiosos objetos curiosos, propiedad de los Habsburgo. Entre ellos se encuentra un “unicornio“ de casi dos metros y medio, así como la corona del Emperador Rodolfo II (1552 - 1612). El globo imperial y el cetro, las insignias del imperio hereditario de Austria, sirvieron durante siglos como símbolo de poder y rango. Las piezas con valiosas piedras incrustadas, así como las increíbles joyas, no sólo son testigos de la historia, también tienen un gran valor material.

Corona, Globo Imperial y Cetro de Rodolfo II

La entrada a la Cámara del Tesoro es por el patio Schweizerhof, el patio de los suizos. El nombre proviene de la guardia de suizos antiguamente apostada aquí.

Hasta 1918 el Palacio Imperial fue el centro del vasto imperio de los Habsburgo. Realizaron un diseño suntuoso de una gran área, antaño planificada como Foro del Emperador, desde la Corte Antigua, que data del s. XIII, hasta la parte más nueva, de principios del s. XX. Hoy, el Palacio Imperial de Viena sirve de residencia al Presidente de Austria. Todo aquel que viaje a Viena no debe perderse bajo ningún concepto la visita al Palacio Imperial. Allí le esperan más de dos docenas de colecciones de renombre internacional. Además, hay unos estupendos cafés, restaurantes, plazas y parques que invitan a quedarse.

Como hacía hambre y como parte del tercer plan del día, nos fuimos a almorzar - los Parodi y nosotros - a un restaurante de pescado al peso pero ficho, de nombre Nordsee (en el 25 de la Kantnersrtabe), donde tienes un enorme buffet marino entre fríos y calientes para escoger. Hay de todo: desde langosta hasta frituras; realmente muchas opciones. Algunos te los pesan otros tienen su precio fijo.

Bocadillos en el Nordsee

Pedimos para compartir dos ensaladas de langostinos diferentes, cangrejo de las nieves, calamares del Ártico, paella de bacalao, spaghetti con camarones grises, dos pescados noruegos frescos apanados, ensalada y pinot grigio para maridar. Precio por cuatro personas: 100 euros. Bueno, rico y barato para la ciudad.

Y Más Bocadillos en el Nordsee

Como cuarto plan nos fuimos de paseo turístico en bus: Visitamos la Ópera, la Plaza de los Héroes, la Universidad, la Catedral de St. Stephens, el Memorial de Beethoven, el Museo Militar y más de quince otros puntos turísticos de interés repartidos en dos circuitos de aproximadamente una hora cada uno, para terminar en la plaza donde está la famosa casa de La Ópera del Estado de Viena.

La Ópera del Estado de Viena es uno de los teatros de ópera más importantes del mundo, del más alto nivel, muy querida por los vieneses entusiastas de la música. Ofrece durante la temporada - que dura diez meses - unas trescientas actuaciones ¡con una programación que cambia cada día! Esa densidad de actuaciones hace que la Ópera del Estado de Viena sea internacionalmente la Número 1. Casi no hay ninguna estrella a nivel mundial que aún no se haya escuchado aquí.

Ópera de Viena

Siendo este nuestro quinto plan, ya que compramos entradas (en la calle hay muchachos que te venden saldos de abonos a menos de la mitad de su precio y en nuestro caso pagamos 50 euros por cada una, en vez de 150 euros) para ver a las siete y media de la noche la ópera Tosca, de Giacomo Puccini, ¡que estuvo genial!

Como había un lapso antes de la ópera que íbamos a ver, entramos al famoso Hotel Sacher. Pocos íconos pueden considerarse más vieneses que el hotel Sacher Wien, más que nada porque este clásico entre los clásicos aglutina varios de los símbolos de la ciudad y de su cultura. En primer lugar, desde 1869 comparte cimientos con el antiguo Teatro de la Ópera, la gran liturgia sagrada en Viena. En segundo lugar, fue levantado por Eduard Sacher, miembro de una de las dinastías vienesas más distinguidas. Y, como colofón, fue su padre el inventor del popular pastel de chocolate por el que se siente auténtico fervor y que es en sí mismo responsable de la fama del hotel y de que disfrute de tanta afluencia. Un reclamo de lo más dulce su Sachertorte, objeto incluso de polémica debido a una pugna por su autoría con un establecimiento vecino. Verdad o verdad a medias, el hotel sigue ofreciendo su ración de pastel... y de escenografía aristocrática, potenciada por el recuerdo de la primera dama de la familia Sacher, una mujer conocida por su afición a los puros y a los perros de compañía. Además, el restaurante lleva su nombre: el Anna Sacher. También está la impronta dejada por sus ilustres huéspedes: la reina Isabel, Nureyev, Kennedy, von Karajan... Y es que el Sacher Wien es todo un teatro hotelero, un ejemplo de poderío y lujo art déco. Un lobby suntuoso, unos salones operísticos, un spa impactante y unas alcobas palaciegas componen este coliseo en versión vienesa. Terciopelos, arañas chispeantes, mármoles, moquetas lustrosas, muebles refinados, tapicerías encarnadas y doradas... Lo más idóneo para vivir una experiencia Richard Strauss, Rigoletto, Madame Butterfly o La Boheme.

Hotel Sacher

Como punto final, o como cereza de la torta vienesa, una vez terminada la ópera (que es larga, tres horas y media con intermedios) nos fuimos a conocer los mejores bares de la ciudad, todos muy cerca unos de otros y en la mejor calle peatonal de Viena.

LOOS AMERICAN BAR www.loosbar.at Recomiendo un Glenfiddich para tomar.

DO&CO www.doco.com Espectacular, en un sexto piso del hotel mirando la Catedral. Pedir malta Lagavulin 16 años.

Do&Co

TRESEN, en Keller 2. Pedir Stolichnaya Platinum.

HINTERHOLZ BAR www.hinterholz.con.at Tienen unas papas acordeón espectaculares con dúo de salsa de ajo y la otra dulce-picante; para acompañar, buena cerveza.

STEFFL www.steffl-viena.com Es una tienda por departamentos que tiene (en el piso 8) un lounge a todo meter, con buenos piqueos y cocteles.

Me imagino que pensarán ¿cómo hace Alfredo para sacarle el jugo a 18 horas continuas? Simplemente bien entrenado, así como su media naranja.

Camino al hotel paramos por una zona de restaurantes al paso, carretillas donde te ofrecen varios tipos de cocina: china, alemana, italiana, etc. Todo al paso, así que optamos por una salchicha alemana (aunque por poco me arrimo un saltado de fideos chinos).

La Ruta del Danubio

Aquí acaba la crónica de Viena, ciudad impresionante, cosmopolita, elegante y para volver sin lugar a dudas y darle una buena semana o quizá un poco más.

¡Y rumbo a Budapest!