lunes, 16 de mayo de 2011

Madrid (El Final de este Periplo)

Bueno, esta será la última crónica que creí no iba a escribir, pero no por falta de ganas sino porque pensé que ya el viaje llegaba a un final. Pero qué equivocado estaba: de lejos fue una nueva experiencia que pasaré a relatar con sumo placer para mi deleite posterior y el de ustedes mis fieles acompañantes en este épico viaje gourmet.

Llegué a Barajas y todo muy bien. Esa noche teníamos una cena programada con el Gobernador de la Ciudad de México y el Rector de la Universidad Autónoma de México (amigos de Anabelle, de negocios, de su empresa de medios) que dejamos para el día siguiente por cansancio extremo.... nos venían facturando los casi 28 días de viaje a la fecha.

PRIMER DÍA

Nos levantamos como a las nueve de la madrugada con la intención de ir de paseo, o por el Museo del Prado o por el Museo Thysen, ambos cercanos a las Cortes, por la Plaza Neptuno que nos es familiar, para hacer una penitencia obligada y purificar nuestras almas marchitas después de estar de viaje por tierras árabes, moras y de otras índoles.

Lejos estuve de esas intenciones que relaté en el párrafo anterior, pues en cuanto salí de la casa mi mente solo estaba puesta en las delicias gourmet que iba a comprar en los diferentes establecimientos especializados.

Entramos a dos o cuatrocientos centros gourmets para comprar lo obligado si estás de paso por España: los mejores jamones del pueblo de Jabugo (sea Carrasco, Sánchez Romero, Joselito, etc.) que bordean entre 80 y 200 Euros, fuet, foie, quesos curados y semicurados, anchoas de Alcalá del Cantábrico, cecinas de buey, aceitunas sevillanas, varios tipos de aceites de hojiblanca sin filtrar, sales de roca y aromatizadas, especias como el azafrán y el pimentón dulce y el picante, conservas, vinos generosos, quesos franceses y otras delicias al paladar que no recuerdo en este momento pero que pesaban más de la cuenta, todo lo cual se tradujo en exceso en las seis maletas que nos correspondían, y por las cuales pagamos la penalidad con mucho gusto.

Ahora sí, a lo nuestro: esa primera mañana habíamos reservado en una marisquería gallega de nombre Ribeira Do Miño, en Chueca. Se la recomiendo por la buena relación precio - calidad. Pedimos vino Albariño bien frío, empanada gallega (que es como una torta rellena de carne), pulpo feira (que estaba mantequilla), acompañado de pimentón dulce y aceite extra virgen, jamón gallego (que es el lacón o bacon o tocino para nosotros. Aquí lo tienen en un corte mas ancho, cocido y servido con jugo, muy parecido a un buen asado pero mucho más sabroso y delgado) y una mariscala (que es una fuente grande que trae mariscos y crustáceos fríos que vas comiendo con la mano o ayudado por varios instrumentos para ir rompiéndolos). Llegaron en esta fuente necoras, centollo y buey de mar, los tres son cangrejos y familia, cigalas, langostinos, gambas, percebes; más aioli para aliñar. Terminamos con un bacalo fresco estofado con papas, bien gallego por cierto, y un buen pacharan.

Salimos como a las 5pm para ir de compras por el barrio, en mi caso. Los demás se fueron al Café Baires de Gavina, esquina con Pelayo, a tomar café o copas para seguir rumbo después al Baco y Beto, especialistas en vinos y tapas, también localizado en la calle Pelayo, donde Beto, amigo nuestro, nos invitó unas morcillas con piñones, croquetas mixtas y una terrina de centollo con aceitunas que devoramos raudamente pues teníamos una cena en el Bocaíto, cerca de donde estábamos. Llegamos como a las 10pm y ya nos esperaba nuestro querido Ernesto junto con una delegación importante. Cenamos varios piqueos, como dos tipos de huevos estrellados (unos con foie otros con morcilla), croquetas andaluzas y otros buenos platos, acompañados de buena tertulia, todo lo cual hizo que la madrugada nos sorprendiera.

SEGUNDO DÍA

Llegamos al Corte Inglés de Goya para finalizar las últimas compras y aprovechamos para almorzar el Deli - Gourmet que tienen en uno de los edificios que se llama La Moraga, donde Anabelle. Michelle yo dimos cuenta de lo siguiente: tarro de morcilla y manzana verde, ensaladilla rusa con ventresca de atún, burger bull (una mini hamburguesa de rabo de toro en su jugo y otra de carrillera de cerdo, ambas muy buenas!!!), un kebab de secreto de cerdo ibérico de Sierra Mayor y unos huevos fritos con papas al mortero y foie caliente para terminar este pequeño almuercillo.

Descanso en casa donde había coctel para la delegación mexicana y para nosotros de despedida, pues esa noche nos regresábamos a Lima. Pero qué equivocado estaba yo. No se imaginan lo que pasó cuando llegué al aeropuerto cansado de cargar maletas, etc. Me di con la sorpresa que mi vuelo había salido el día anterior!!! Me había hueveado totalmente de fecha. Yo muy british pregunté por una solución, que me dieron inmediatamente: pagarles la tarifa más cara por el tramo Madrid - Lima (o sea, 4,000 Euros por cada uno). Como comprenderán entré en crisis emocional y financiera, opté por retirarme a mi piso en Madrid y solucionar el tema con Lima, que felizmente se pudo consiguiendo cupo para la noche siguiente (pagando una penalidad razonable).

TERCER DÍA

Al mal tiempo buena cara, así que con Javier, mi cuñado español, reservamos para almorzar en el Paradis (queda a pasos del hotel Villareal) donde a Flor y a Manolo les gusta quedarse por la cercanía del Museo del Prado, las Cortes y el famoso Paseo de la Castellana. El menú de película: comenzamos con aceitunas, pan con tomate y mini fuets que acompañaron a un verdejo rueda; seguimos con anchoas de Cantábrico que vinieron con tomate rallado, ciboulette y aceite Torres Luna, virutas de foie en aliño de vinagreta de oporto con pan tibio, esqueixada de gambas de Huelva, pomelo y torrezones (que son trozos de chicharrones de piel de cerdo ibérico), semi/bahía (un arroz negro con sepia y calamar de potera), una fideua de hígado de pato y boletus (la especialidad de la casa). Como fondos, unos calamares de anzuelo con puré cremoso de cebollas de Figueras en dos texturas y un canette de pato frotado con pimientas en sabores thai. Terminanos con una original crema catalana con toffee y limón, y buenos cafés.

Siesta de rigor y vuelta al aeropuerto donde esta vez si hubo embarque. Después de unos buenos tentempiés en el VIP de Iberia y una buena cena abordo, les estoy escribiendo esta última crónica prometiéndoles enviarles el resumen del cual les hablé en mi anterior relato.
Les dejo una última reflexión:

LA BUENA VIDA ES CARA... LA HAY MAS BARATA, PERO NO ES TAN BUENA.

A BIEN TOT!!!
BUEN APETITO!!!
A.

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